Reconozco que escribir un ensayo sobre la deformación y recomposición sobre proyectos políticos no es tarea simple, ante todo por cuestión de espacio y porque este ejercicio requeriría consideraciones teóricas que debieran abordar en principio a la articulación, la representación, la maduración política por citar algunos. (Ref. Sistema Político, escrito por el autor en este vespertino en el 2008)
Por lo anterior, esta tarde habré de referirme someramente, desde la práctica de hechos reales, sin entrar en consideraciones locales de ningún contexto, sobre algunos aspectos que a mi entender pueden deformar un proyecto político. Habrá que tener presente que la flexibilidad interna dentro de la institucionalidad juega un papel importante y asumir en primera instancia que la «rigidez» es uno de los primeros síntomas de la deformación de un proyecto, concepto que repito aplica al sistema. Flexibilidad debe interpretarse como sinónimo de tolerancia.
He de ser enfático que lo que aquí propongo son ideas personales basadas en años de experiencia y lecturas propias y que por lo tanto, desde la mera concepción teórica estos son únicamente aportes, los cuales por supuesto son ampliamente debatibles lo cual es una de las propuestas de mis columnas: generar el debate y la crítica constructiva es un objetivo.
Al visualizar las distintas realidades políticas mundiales constataríamos inmediatamente que no existe proyecto político que pueda perdurar sin evolución, esta evolución en todo caso es el resultante de un proceso de maduración constante, de reflexión, que acepta los procesos de reingeniería, la renovación y la adaptación a la reevolución interna resulta indispensable, indudablemente sin renunciar a los principios básicos que se orientan por la ideología. Cuando la línea programática se diluye con el pensamiento político la crisis aflora y se pierde sentido de orientación.
En procesos electorales que alcanzan maduración política las crisis internas favorecen el cambio, afectan la estructura pero no la destruyen.
Al referirme a los proyectos políticos indudablemente me refiero a los vehículos electorales que oxigenan el sistema democrático, estos además de reconocerse democráticos (flexibles a lo interno) deberán de poseer la virtud del análisis de la evolución de los actores dentro del sistema político, las elecciones con alternancia luego de prolongados procesos de gobierno no solamente fortalecen y renuevan el sistema sino posibilitan saltos generacionales, no entenderlo resulta siendo la formula perfecta de la autodestrucción.
Franck Gaudichaud, historiador y doctor en política, de origen francés, nos recuerda que los desafíos actuales de los proyectos políticos radican en la construcción e implementación de alternativas, de nuevos proyectos, ¡un proyecto no puede quedarse sin evolucionar!
Repito como al inicio, el concepto aplica al sistema, el concepto es una gran lección al observar los resultados de ciertos procesos electorales recientes: Estados Unidos, Chile, Uruguay, Rumania, Bolivia, Honduras, etc. Obtenga sus propias conclusiones.