Como se deforman y se recomponen los proyectos polí­ticos


Reconozco que escribir un ensayo sobre la deformación y recomposición sobre proyectos polí­ticos no es tarea simple, ante todo por cuestión de espacio y porque este ejercicio requerirí­a consideraciones teóricas que debieran abordar en principio a la articulación, la representación, la maduración polí­tica por citar algunos. (Ref. Sistema Polí­tico, escrito por el autor en este vespertino en el 2008)

Lic. Carlos Escobedo

Por lo anterior, esta tarde habré de referirme someramente, desde la práctica de hechos reales, sin entrar en consideraciones locales de ningún contexto, sobre algunos aspectos que a mi entender pueden deformar un proyecto polí­tico. Habrá que tener presente que la flexibilidad interna dentro de la institucionalidad juega un papel importante y asumir en primera instancia que la «rigidez» es uno de los primeros sí­ntomas de la deformación de un proyecto, concepto que repito aplica al sistema. Flexibilidad debe interpretarse como sinónimo de tolerancia.

He de ser enfático que lo que aquí­ propongo son ideas personales basadas en años de experiencia y lecturas propias y que por lo tanto, desde la mera concepción teórica estos son únicamente aportes, los cuales por supuesto son ampliamente debatibles lo cual es una de las propuestas de mis columnas: generar el debate y la crí­tica constructiva es un objetivo.

Al visualizar las distintas realidades polí­ticas mundiales constatarí­amos inmediatamente que no existe proyecto polí­tico que pueda perdurar sin evolución, esta evolución en todo caso es el resultante de un proceso de maduración constante, de reflexión, que acepta los procesos de reingenierí­a, la renovación y la adaptación a la reevolución interna resulta indispensable, indudablemente sin renunciar a los principios básicos que se orientan por la ideologí­a. Cuando la lí­nea programática se diluye con el pensamiento polí­tico la crisis aflora y se pierde sentido de orientación.

En procesos electorales que alcanzan maduración polí­tica las crisis internas favorecen el cambio, afectan la estructura pero no la destruyen.

Al referirme a los proyectos polí­ticos indudablemente me refiero a los vehí­culos electorales que oxigenan el sistema democrático, estos además de reconocerse democráticos (flexibles a lo interno) deberán de poseer la virtud del análisis de la evolución de los actores dentro del sistema polí­tico, las elecciones con alternancia luego de prolongados procesos de gobierno no solamente fortalecen y renuevan el sistema sino posibilitan saltos generacionales, no entenderlo resulta siendo la formula perfecta de la autodestrucción.

Franck Gaudichaud, historiador y doctor en polí­tica, de origen francés, nos recuerda que los desafí­os actuales de los proyectos polí­ticos radican en la construcción e implementación de alternativas, de nuevos proyectos, ¡un proyecto no puede quedarse sin evolucionar!

Repito como al inicio, el concepto aplica al sistema, el concepto es una gran lección al observar los resultados de ciertos procesos electorales recientes: Estados Unidos, Chile, Uruguay, Rumania, Bolivia, Honduras, etc. Obtenga sus propias conclusiones.