Como no hay maletas…


Editorial_LH

Si los grupos campesinos pudieran juntar las maletas de dinero que circularon para aprobar las reformas a la Ley de Telecomunicaciones, la ley de Desarrollo Rural sería aprobada en forma rápida y sin chistar por nuestros flamantes diputados que deponen su filiación política como quien se quita una chaqueta, siempre y cuando haya de por medio el “estímulo” adecuado para que su esfuerzo no sea vano. Lamentablemente, no en todos los casos existen poderes con tanto recurso económico y por lo general, cuando se trata de asuntos de interés público y de interés nacional, es imposible conmover a nuestros flamantes representantes.


Nuestro poder Legislativo se ha convertido, desde hace muchos años, en un auténtico mercado en el que cada voto tiene un precio porque los diputados, para ser electos, tuvieron que comprar su postulación diz que para financiar la campaña política. Y esa “inversión”, como en cualquier transacción de tipo mercantil, tiene que producir resultados y los mismos vienen a cambio de los sobornos que se reclaman para emitir el voto en una infinidad de cuestiones que, sin el adecuado estímulo, se quedan durmiendo el sueño de los justos.

Por eso es que nuestra democracia está literalmente secuestrada por los poderes fácticos en el país porque las cuestiones de Nación, los asuntos de interés de las mayorías, no se pueden impulsar a base de maletas de dinero como las que se repartieron en las horas previas a la aprobación de la Ley de Telecomunicaciones que se ha convertido en paradigma de la vergüenza de nuestro modelo político.

A cuenta de qué van a pensar en los intereses de los campesinos y de la población del área rural si éstos no son capaces de hacer un cuchubal como para que los diputados se preocupen siquiera por darle una mirada superficial a la iniciativa. Y, además, ya el sector empresarial dijo no y el futuro presidente del Congreso de manera obediente y diligente dijo que la ley de Desarrollo Rural no puede ser aprobada tal y como fue dictaminada luego de extensas jornadas de consulta. Si se aprueba, aseguró el futuro mandamás del Congreso, será con las observaciones pertinentes del empresariado que sí puede tocar las teclas adecuadas porque se sabe la tonadita que hace bailar a nuestros diputados.

El presidente Pérez Molina ha dicho que hace falta esa ley y que sus diputados deben aprobarla. Veremos si como ronca duerme, porque en otras ocasiones se ha demostrado que sin prebendas, sin dobletes o listado de obras, en el Congreso no se mueve un dedo ni siquiera ante la fuerte presión de la opinión pública o del mismo Presidente que sin empacho da instrucciones a las bancadas.

Minutero
El desarrollo rural
tendrá que acomodarse
para que pueda aprobarse
sin efecto residual