Sin duda alguna, aún para quienes están en contra de la propuesta de abrir el debate en el tema del combate a las drogas desde la potencial despenalización hasta la discusión de otras políticas para su combate, es evidente que la postura asumida por el presidente Otto Pérez de plantarse ante Estados Unidos y decirles que su diseño no funciona, ha generado respeto.
Ayer, el presidente Barack Obama anunció que está interesado en una política antidrogas que funcione en los países de Centroamérica porque entiende que su país y sus ciudadanos son el destino final de un producto que en su camino al consumidor, deja muerte, dolor y corrupción en Estados débiles como el nuestro. Y aún si se oponen a ello, solo el hecho de dedicarle tanto tiempo a la discusión, es una muestra de respeto.
Es muy importante que el presidente Pérez utilice la Cumbre de las Américas en Colombia para sustentar el tema del rediseño en la lucha contra el tráfico de narcóticos, porque evidentemente su propuesta ha sido ingeniosa y ha obligado a los más poderosos líderes políticos a voltearlo a ver y comentar al respecto.
Es allí, donde el presidente que abrió el tema tiene que llegar a demostrar que cuenta con algo coordinado para desarrollar ese amplio debate al que se ha llamado. Dejar claro y con contundencia, que estamos listos para dar un paso al frente y empezar esa revisión a una nueva política antidrogas.
Por supuesto habrá, siempre, algún mediocre y servil como Mauricio Funes que en lugar de generar respeto aún dentro de la polémica, genera desprecio por rastrero. Pero esos que se oponen al diálogo abierto y a la discusión de nuevos métodos, sabrán en el fondo que están equivocados.
Para mantener el respeto, es evidente que el presidente Pérez Molina tiene que pasar de la propuesta “políticamente interesante” que hizo sobre abrir la discusión, hacia una propuesta definida con claridad, con determinación, de los pasos a seguir para hacer que nuestras sociedades puedan soñar con liberarse del dominio y el temor que generan estos grupos criminales.
Nadie puede tener la verdad absoluta y, especialmente en temas como este, se necesita de mucha madurez para poder integrar ideas y programas que ayuden en el fin común. Sin embargo, cuando han salido los mediocres a cerrar la discusión, pareciera que ni siquiera se ha tenido identificado el enemigo.
A pulso, tras gestiones en las que el presidente de Guatemala parecía más un monigote jugando a monarca, ahora se tiene una posibilidad de ratificar que se puede colocar al país en el plano internacional de una manera distinta; una manera en la que el mensaje quede claro: “Lo importante, son nuestros ciudadanos”. Es obligatorio, presidente Pérez, mantener el respeto que se ha ganado.
MINUTERO:
Resulta que no es Obama
el gallo que nos reclama;
dice que quiere ayudar
para al narco derrotar