El Senado de Estados Unidos aprobó la Reforma Financiera que busca prudencia en el sector financiero de ese país. Sin embargo, analistas mencionan que podría tener complicaciones en Guatemala y a nivel mundial, tanto en lo bursátil como en lo arancelario; pero también se piensa que podría significar un alivio para la economía mundial y un claro ejemplo a seguir para limitar a los grupos financieros que tanto abuso cometen en el país.
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Luego de la depresión económica que sufriera Estados Unidos en la década de los años 30, la Reforma Financiera aprobada ayer por el Senado norteamericano, es mucho mayor que la empleada para resolver la crisis en aquella época, significa, según matutinos extranjeros, «terminaron con el casino en el que se ha convertido Wall Street».
La idea central de la Reforma Financiera es remodelar, de alguna forma, la manera de actuar de los grandes bancos estadounidenses, imponiendo restricciones para limitar sus actividades de riesgo, elevando su liquidez, velando por la protección de los consumidores frente a los abusos en hipotecas y tarjetas de crédito.
La ley pretende vigilar más al sector financiero, por medio de regulaciones para que no cometa los excesos que iniciaron la crisis que afectó al mundo hace dos años.
ASPECTO NEGATIVO
De acuerdo con Ramón Parellada, analista financiero del Centro de Estudios Económico-Nacionales (CEES), el impacto en Guatemala y el mundo por la aprobación de dicha Reforma será negativo.
«Para empezar la crisis que pasó no fue por falta de regulación, sino por exceso de regulación; la crisis, con regulación o sin regulación hubiera dado de todas maneras», indica.
Manifiesta que no había que agregar más regulaciones. «Lo que está haciendo Estados Unidos va a matar las bolsas (de valores) del mundo, va a hacer que se desarrollen una cantidad de productos que ignoramos y los que estaban y eran beneficiosos dejarán de hacerse.»
Según Parellada, la reforma no era necesaria: «los problemas que causaron la crisis fueron originados por el Gobierno de Estados Unidos por promover que la gente hiciera cosas que el mercado no quería que hiciera; las grandes empresas que daban hipotecas eran empresas respaldadas por el Gobierno, el problema fue demasiada intervención del Gobierno».
Y ejemplifica que «en los mercados de bonos basura (bono clasificado por debajo de grado de inversión), que funcionaron muy bien. Este es un mercado que da capital fresco y nuevo a empresas que no tienen un respaldo, ahora solamente se podrá dar dinero a empresas respaldadas y se pierde el espíritu emprendedor, se pierde el riesgo de apoyar a empresas que están naciendo, ya no irán a la bolsa.»
Por otra parte, Huber ívila, del Instituto de Análisis e Investigación de los Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos, agrega que la reforma financiera empezó a batallar por colarse en el Senado desde la época de Bill Clinton y que con la llegada de los republicanos al poder, ésta no se continuó.
«Luego de que pasó esta burbuja financiera, económica e hipotecaria en Estados Unidos, demostró que se necesita una regulación y con esta reforma se piensa ponerle un alto «a todo el sector financiero sobre el mercado bursátil y extrabursátil. De no haber ciertos controles, lo que sucedió con esa burbuja hipotecaria, hubiera podido repetirse y con cuestiones aún más grandes», precisó.
Sin embargo, comenta que este tipo de reformas sí nos afecta en un tema puramente arancelario, ya que este tipo de reformas, en ocasiones «nos condicionan en cuestiones arancelarias, ya que si no adoptamos determinadas medidas se nos castiga con sanciones, afectando directamente al comercio, de esta manera puede afectarnos».
ASPECTO POSITIVO
Opinión totalmente contraria es la que emite Carlos Gonzáles de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES) especializado en economía y finanzas, expresando que la reforma hace que la banca norteamericana sea más prudente en sus inversiones, protegiendo el ahorro público
Argumenta que en Guatemala, las reglas y normas existentes ya son bastante prudentes para el manejo de las operaciones financieras, ya que se pudo percibir que en los períodos de crisis la banca guatemalteca no tuvo ningún quebranto y estuvo siempre solvente y sólida.
«Mi opinión es positiva respecto de que la Banca estadounidense debe de ser más cauta con la calidad de las inversiones, dada la relación que Guatemala tiene con Estados Unidos, estas disposiciones garantizan que en el mediano y corto plazo ya no se repitan fenómenos que tuvieron impactos negativos en todo el mundo y creo que con esta reforma podemos estar más tranquilos.»
El Centro Internacional para Investigaciones en Derechos Humanos (CIIDH), por medio del analista económico y social, Jorge Santos, manifiesta «que es un avance significativo para limitar los abusos que el sistema financiero hizo y que permitieron la extrema crisis, que no sólo impactó en el sistema financiero sino que en los ingresos de segmentos de población muy grandes a nivel mundial, a través del contagio que hubo en la economía mundial.»
Santos añade que dicha reforma elimina los abusos que las financieras norteamericanas realizaron durante años y en detrimento de las grandes poblaciones que al final son quienes sufren del abuso desmedido de poder.
Indica que debe hacerse una reforma completa al sistema financiero mundial y que no permita que siga afectando a las personas, poniendo en riesgo su sueldo, «lo cual es una violación a los derechos humanos, que tiene que ver con la pérdida de viviendas, la capacidad de consumo, la capacidad de poder alimentarse adecuadamente, en varios casos como se evidenció en muchos países.»
Expresa que la reforma en el país pudiera implicar un ejemplo en el tema de la necesidad de poner ciertas limitantes en algunos elementos donde el sistema financiero pueda incurrir en hechos que afecten los ingresos de las familias guatemaltecas.
«Ya tuvimos casos que nos demostraron que también hay una necesidad de aplicar normas que vigilen el accionar de los bancos y de todos los grupos financieros que componen el sistema», concluye.
La reforma de Wall Street, adoptada esta semana por el Congreso estadounidense, dejó a numerosos analistas meditando ayer sobre cuál será su impacto real sobre el sistema financiero.
Las 2 mil 300 páginas del proyecto de ley constituye la mayor reforma del sistema financiero desde los años 1930. Pero algunos especialistas perciben que este conjunto de reglas no son efectivas para tratar las causas profundas del problema.
La Casa Blanca subrayó el fin del rescate de las instituciones financieras con dinero de los contribuyentes.
La oposición republicana, por su lado, ya llamó a la abrogación de la ley, cuando todavía no fue promulgada por el presidente Barack Obama.
Los expertos tienen opiniones más matizadas.
«Es una mezcla», afirmó Phillip Swagel, un ex economista del departamento del Tesoro, profesor de la universidad de Georgetown. «Hay cosas útiles, unas que no tienen impacto y otras que pueden ser claramente dañinas.»
Thomas Ferguson, profesor de Ciencias Políticas en la universidad de Massachusetts aseguró por su lado que la reforma «no ataca los problemas fundamentales que nos pusieron en esta situación en 2008».
Estimó que las disposiciones del texto fracasan en limitar realmente el tamaño de las empresas financieras.
«Esto sólo esquiva el problema de las compañías demasiado grandes para quebrar», dijo en respuesta a los partidarios del proyecto de ley que aseguran que la limitación del «riesgo sistémico» va a impedir una repetición de los rescates de empresas como la aseguradora AIG o la quiebra catastrófica del banco Lehman Brothers.
Otros especialistas aseguran que el texto dará más poder a los políticos para intervenir en los mercados.
Uno de ellos, Edward Yingling, presidente de la Asociación de Bancos Estadounidenses (ABA) dijo que las instituciones financieras están enfrentadas desde ahora a «años de incertidumbre».
«Incluso después de que el presidente haya firmado el proyecto de ley de reforma de Wall Street, la reforma financiera estará lejos de estar terminada», señaló Gary Gensler, presidente de la CFTC, uno de los reguladores financieros.
«Tendremos un número significativo de reglas para escribir y para implementar para regular el sistema financiero», agregó.
«Sólo en la CFTC, definimos 30 dominios que necesitan reglas».
Un determinado número de estas reglas cubrirán el complejo mercado de productos derivados. Estas herramientas especulativas estuvieron en el corazón de la última crisis financiera.
Según los analistas de la agencia de notación Moody»s, las reglas deberán prever una cámara de compensación central, más transparencia, exigencias más elevadas en términos de márgenes y capitales, e incluso plataformas bursátiles para los productos derivados.
Algunos afirman que los intercambios bursátiles aportarán transparencia en el a veces opaco mercado de los derivados y por lo tanto habrá menos riesgos para los inversores, pero Moody»s parece dudar de este argumento, estimando que los riesgos serán simplemente transferidos.
Pero el mayor «espacio virgen» en la reforma es la Oficina de Protección Financiera de los Consumidores.
Este nuevo organismo estará en el seno de la Reserva Federal (banco central, Fed) pero su director podrá ejercer más allá de la autoridad de la misma y del Congreso.
«Todo el poder de esta oficina depende de una sola persona, por lo tanto esto depende realmente de quién es esta persona y cómo interpreta su misión», señaló el profesor Swagel.