La observación y la convivencia con el niño llevan tiempo pero permiten detectar si presenta problemas de orden y organización. De ser así, las actividades que se recomiendan pueden ayudar al niño a adquirir tales destrezas.
Estrictamente hablando, lo que se puede enseñar al niño es a comportarse ordenadamente, esperando con esto contribuir a la organización interna. Con niños pequeños no es necesario que comprendan el concepto de orden, que puede resultarles demasiado abstracto, sino que aprendan conductas específicas de orden. No espere, al menos inicialmente, que el niño se comporte ordenado en todas las áreas; antes bien, trate de inducirle a ser ordenado primero en un número limitado de conductas concretas y sencillas, para que más adelante la combinación de éstas, pueda resultar en comportamientos ordenados progresivamente más complejos.
El comportamiento ordenado se aprende como cualquier otra conducta. Esto implica que probablemente habrá fracasos y será necesario volver a repasar lo aprendido, para que las nuevas destrezas se tengan presentes y se utilicen. Aquí, la paciencia, la comprensión y la constancia del padre son factores importantes. A continuación se propone algunas actividades que pueden resultar útiles para estimular el desarrollo de funciones de orden y organización.
1. Preparación de la ropa. Haga que el niño ordene la ropa que ha usado durante el día, separando la limpia (que volverá a usar), de la sucia (que deberá llevar a la lavandería). Luego que escoja por la noche, la ropa que va a usar al día siguiente. No olvide guiarlo al principio manteniéndose cerca y sirviéndole de ejemplo, especialmente en los «pasos» difíciles del proceso. Luego, gradualmente permita que él lo vaya haciendo solo. Reconozca sus esfuerzos y señale sus aciertos. De modo considerado, pero firme, explique cuando sea necesario, cómo hacerlo si comete un error. Cuide que el balance esté a favor del reconocimiento más que de la crítica.
2. Ordenamiento de los útiles escolares. Para poder organizarse mejor en el trabajo académico, es importante que su hijo mantenga ordenados sus útiles escolares. Parte de este orden es tener todos sus útiles en un mismo lugar, de modo que pueda disponer de ellos inmediatamente sin sufrir extravíos o pérdidas.
Es deseable que el proceso de ordenar sea agradable y placentero para el niño y mejor aún si se constituye en una oportunidad para compartir con usted. Así por ejemplo, consiga una caja o librera y ayude a su niño a decorarla con motivos que sean atractivos para él. Al tomar parte en el trabajo de decoración, el niño se sentirá más motivado de utilizar este «ordenador». Dependiendo de la edad y la habilidad de su hijo, enséñele a ordenar sus útiles por materia o según el horario de actividades de la escuela. Conviene utilizar claves concretas como colores variados para materias o días diferentes. Cuide de no exigir que todo esté ordenado desde el primer día, acepte que él vaya ensayando y aprendiendo progresivamente en la medida en que descubre la utilidad y conveniencia del orden. Ponga especial atención a sus aciertos y señale con tacto sus errores sin convertirlos en motivo para regañarlo o castigarlo.
3. Clasificación y categorización. Las tareas de clasificación, categorización y ordenamiento pueden utilizarse para enseñar al niño organización y orden. A continuación se ofrecen algunos ejemplos sencillos, generalmente aplicables a niños de edad escolar.