Cuando se habla del crecimiento personal del niño hay que pensar al revés: Reflexionar acerca de las características que permitieron al adulto tener éxito, para luego poder ayudar al niño a desarrollarlas. Entre estas características, son especialmente importantes el orden y la organización. Para ser exitosos en la escuela, además de adquirir destrezas y conocimientos, es necesario que los alumnos sean ordenados y organizados. Sin embargo, muchos carecen de estas cualidades y estas deficiencias pueden establecer la diferencia entre éxito y fracaso durante la vida escolar y después de ella. Si el niño no desarrolla orden y organización a una corta edad, le será más difícil desarrollarlos posteriormente.
El orden y la organización son importantes tanto para la estructuración interna del niño, como para el manejo de su mundo exterior mediante estrategias adecuadamente planificadas. Asimismo, la planificación ayuda al niño a ver los obstáculos de manera realista y flexible, disminuyendo su ansiedad y preocupación al enfrentar situaciones imprevistas y lo capacita para escoger entre las opciones disponibles en la resolución de problemas.
Es importante que los niños aprendan a organizar y planificar sus quehaceres antes de iniciar una tarea; esto les ahorra tiempo y esfuerzo en la realización de la misma, les ayuda a mantener enfocado el propósito de sus acciones y a mantener mejor su atención y concentración.
El orden y la organización contribuyen al desarrollo de un sentimiento de confianza en sí mismo, ya que permite sentirse en control y no sujeto de control por parte del ambiente. Así, el niño puede emplear su tiempo en forma más eficiente y sentirse más exitoso en lo que emprende.
Causas de desorden y la desorganización
La falta de orden y organización puede ser la manifestación de otros problemas o bien, el problema en sí mismo. Así, desórdenes de atención y concentración, «hiperactividad», trastornos emocionales o de aprendizaje, retraso mental y lesión cerebral, son causas frecuentes de desorden y desorganización en los niños. Por ello, antes de concluir que el problema es exclusivo de orden y organización, conviene tener en mente estas otras causas potenciales.
El problema de la falta de orden y organización, surge cuando el niño carece de un arreglo sistemático o estructura interna («mental») que le permita establecer un procedimiento lógico para actuar. Tal estructura u organización interna es la que se requiere para llegar a realizar en la práctica, acciones o conductas que integren en forma armoniosa (ordenada) los diferentes elementos para completar un todo.
Como sucede con la mayor parte de las habilidades del niño, el orden y la organización dependen de la interrelación de factores internos y externos. A medida que el niño necesita relacionarse con el mundo exterior, su cerebro va organizándose de manera progresiva.