Uno quisiera ser menos crítico para no pecar de inconforme al estar siempre en desacuerdo con los planes de ciertos funcionarios, por ejemplo los que trabajan en seguridad alimentaria, y de algunas otras limosnas que se jactan de dar a las clases desposeídas de Guatemala.
No es inconformidad a que se dé, la inconformidad es sobre lo que dicen que proyectan, de extender los planes y en cierta forma dan a entender que se debieran de eternizar, cuando lo que se debe de hacer es buscar mecanismos para que la mayoría de la población no tenga que depender de ese mecanismo de alargar la mano para subsistir.
Dicen que se debe de dar alimentos de septiembre a noviembre, por que lo que guardaron de su cosecha anterior, no les alcanzó hasta la nueva cosecha, pero no dicen por que no les alcanzó, ni de crear los mecanismos para que eso no suceda año con año.
No dicen que la cosecha que tuvieron el año anterior no alcanzó porque fue mala al no haberle otorgado los fertilizantes en tiempo, ya que fertilizar fuera de fecha, es sólo tirar el producto sin que éste produzca algún beneficio a la siembra. Tampoco por los microcréditos que siempre ofrecen para que alquilen tierras que nunca llegan.
No dicen que las cosechas tienen que ser regaladas cada año por los campesinos al no existir un precio de garantía, siendo que los intermediarios se aprovechan de la necesidad que éstos tienen de vender para comprar algunas otras cosas, pero como es tiempo de cosecha, hay abundancia, entonces los precios se vienen al suelo.
No dicen que no hay precios de garantía, pues en su ineptitud el Estado tuvo que vender y arrendar los silos que tenía Indeca que tuvo que ser cancelada por ser un antro de corrupción. Aún con esa desgracia, tal vez es mejor que exista Indeca, que en alguna forma evitaría que año con año los campesinos no sean esquilmados por los intermediarios.
No dicen de que si los campesinos recibieran asesoría, tal vez producirían mucho más por manzana y no lo poco que producen en la actualidad. En ese sentido estábamos mejor en los años 50 cuando existían delegados del Ministerio de Agricultura en los municipios y que allí vivían, pues ahora si hay ni se les ve.
Por todo eso que se dice, y que a la hora de la hora se hace todo lo contrario, yo creo que nosotros los viejos sólo debiéramos leer la prensa y escuchar los ofrecimientos presidenciales cuando están en campaña, pues así nos moriríamos felices de saber que vamos a dejar un país sin problemas, pues todo está contemplado en el plan de gobierno y ahora todo será bien hecho con inteligencia. ¿Cuál?
En fin, pareciera que más conviene mantener la situación como está, pues de arreglarse un poco, habría menos para repartir y no progresaría la familia presidencial. Somos como el cangrejo, nos gusta ir para atrás.