La comisión judicial del Senado votó por 13 votos a favor contra 6 para pasar la nominación de Sotomayor al pleno del Senado para su confirmación, esperada para concretarse antes del 7 de agosto, cuando los congresistas inician su receso de un mes.
El senador Lindsey Graham fue el único republicano en votar por Sotomayor, una hispana de 55 años graduada en la Universidad de Princeton.
«Somos una nación de 200 y tantos años de edad. Es la primera mujer latina de la historia de Estados Unidos que es seleccionada para la Suprema Corte. Eso es un gran acontecimiento», enfatizó el legislador por Carolina del Sur (este).
De ser confirmada a la máxima instancia judicial estadounidense, cuyos nueve magistrados son nombrados de por vida, Sotomayor sería además la segunda mujer en la corte actual, y la tercera de la historia del país.
«Yo no la habría elegido, pero entiendo los motivos del presidente (Barack) Obama para hacerlo. Es con placer que le doy mi voto», dijo Graham. «Estados Unidos cambió para mejor con su designación», agregó.
El portavoz presidencial, Robert Gibbs, que hoy declaró ante la comisión del Senado, estimó «muy factible» la confirmación de la magistrada antes del 7 de agosto.
«Podrá ser confirmada en tiempo y forma para empezar con el importante trabajo que hace la corte», aseguró el vocero, que reiteró que Obama quiere ver confirmada a su elegida para que pueda trabajar en la preparación de la audiencia de la Corte Suprema fijada para octubre.
Los demócratas, al menos en principio, cuentan con los 60 votos necesarios para su confirmación.
Los estrategas republicanos han manifestado privadamente sus temores de que el partido resulte perjudicado por el gran crecimiento del número de electores hispanos, que en las últimas presidenciales votaron 67% a Obama, mientras tan sólo 31% lo hizo por su adversario republicano, John McCain.
La poderosa Asociación Nacional del Rifle ha expresado su oposición a Sotomayor, lo cual probablemente lleve a los republicanos que la apoyan a pensarlo dos veces, y genere dolores de cabeza a los demócratas de los grandes estados que defienden el porte de armas.