La Corte Suprema de Brasil comenzó hoy un controvertido juicio que enfrenta a Brasil e Italia y por el que decidirá si autoriza la extradición del ex militante de extrema izquierda y escritor italiano Cesare Battisti, reclamado en su país por cuatro asesinatos ocurridos en los 70 y al que el gobierno brasileño convirtió en refugiado político.
El caso enfrenta al gobierno de Brasil, que otorgó en enero refugio político a Battisti, y al Ejecutivo italiano, que reclama a la Corte Suprema que revierta esa decisión y autorice la extradición, para que el ex militante cumpla cadena perpetua en una cárcel italiana.
Los primeros minutos en la solemne Corte fueron tomados por un pequeño grupo que extendió una pancarta con las palabras «Liberemos a Cesare» y que fue inmediatamente sacado del formalísimo plenario. Afuera, otros manifestantes tenían carteles expresando: «Extraditar a Cesare es modernizar la inquisición».
«Tenemos confianza máxima en la capacidad de juicio del supremo», dijo Italo Ormanni, jefe de departamento del ministerio de Justicia italiano que asiste al juicio.
También confiado se declaró el abogado del gobierno italiano, Nabor Bulhoes, quien cuestionó el refugio político a Battisti: «Dar una connotación política a sus delitos será desprestigiar un valor tan importante como la vida», enfatizó.
La abogada del Estado brasileño, Fabiola Souza Araujo, acusó al gobierno de Italia de «pasar por encima de la soberanía nacional» al cuestionar una decisión del gobierno brasileño.
El abogado de Battisti, Luiz Roberto Barroso, afirmó que espera «que el Supremo mantenga el entendimiento de que las relaciones internacionales son competencia privativa del Ejecutivo».
Battisti, que aguarda el resultado en una cárcel de Brasilia, está «con mucha expectativa pero muy confiado», dijo el abogado.
El ministro de Justicia brasileño, Tarso Genro, otorgó en enero refugio político a Battisti, lo que provocó una crisis diplomática entre Brasil e Italia. El presidente Luiz Inacio Lula da Silva respaldó la decisión: «Puede ser que (Italia) no esté de acuerdo, pero tendrá que respetar la decisión soberana de Brasil», dijo.
En una situación inédita, la corte brasileña decidió evaluar el pedido de Italia de anular ese refugio y de autorizar la extradición, en vez de archivar el caso y excarcelar a Battisti como era práctica habitual en estos casos.
Será «un juicio muy emblemático», opinó Marco Aurelio Mello, uno de los once jueces de la Corte, al considerar como una situación paradójica el «tener un refugiado que está preso».
El caso puede poner fin al periplo de Battisti, ex militante del grupo armado de ultraizquierda Proletarios Armados por el Comunismo (PAC), que huyó de Italia en 1981, se exilió brevemente en México y pasó más de diez años asilado en Francia, donde se convirtió en escritor de novelas policías, hasta que en 2004 entró ilegalmente en Brasil.
«Nunca maté ni quise matar a ninguna persona», asegura el ex militante en una extensa carta enviada a la corte, en la que asegura: «Nunca tuve la posibilidad de defenderme en Italia», ante la justicia que lo condenó a prisión perpetua en ausencia.
Brasil tiene una larga tradición en la concesión de refugio político, tanto a izquierdistas como derechistas, dictadores, ex guerrilleros y hasta deportistas y músicos, que fueron casos recientes.
Brasil acoge desde hace años a los militantes italianos Achille Lollo, Luciano Pessina y Piestro Mancini, de los que rechazó los pedidos de extradición de Italia.