Comienza a llegar ayuda; más de 370 muertos


Ví­ctimas del tsunami en Indonesia esperan por ayuda en campos de refugio de la isla Mentawai. FOTO LA HORA: AFP ABROR RIZKI

El balance de ví­ctimas por el poderoso tsunami que arrasó el lunes a islas indonesias del océano índico continuaba subiendo y llegaba el jueves a 343 muertos, mientras comenzaba a llegar la ayuda gubernamental.


El paí­s fue golpeado igualmente el martes por la erupción del volcán Merapi, en la isla de Java, que dejó 32 ví­ctimas mortales y que el jueves volvió a entrar en erupción, lanzando cenizas volcánicas y nubes de gases.

El material de socorro y la ayuda comenzaban a llegar masivamente a las zonas más afectadas de las Mentawai, dos dí­as después del sismo seguido de tsunami que afectó las costas occidentales de ese collar de islas del índico.

Pero las esperanzas de encontrar sobrevivientes entre las personas desaparecidas disminuí­a y el número de muertos alcanzaba los 343, según el último balance oficial del jueves. El balance de la ví­spera era de 272 muertos.

Un naví­o con alimentos, agua y medicinas llegó el jueves en la mañana a Sikakap, en la isla de Pagai del norte, donde la ausencia de rutas en buen estado y de comunicaciones dificultaba las operaciones de socorro, constató un periodista de la AFP.

En el puerto, cientos de habitantes eran atendidos, sobre todo por heridas provocadas por el paso de las sucesivas olas gigantes que avanzaron hasta 600 metros tierra adentro.

Todos los habitantes daban cuenta de la brutalidad de la catástrofe. El tsunami llegó apenas unos diez minutos después del terremoto de magnitud 7,7, cuando era de noche y lloví­a.

«Escuchamos como una explosión cuando llegó la primera ola», relató Chandra, de 20 años. La joven consiguió sobrevivir «por milagro gracias al tronco de un cocotero». Pero no su marido, cuyo cuerpo fue ubicado, ni su bebé, que sigue desaparecido.

En el poblado de Muntei Baru Baru, donde sólo quedan los cimientos de las casas, los sobrevivientes dijeron que no fueron advertidos, si bien la alerta de tsunami habí­a sido lanzada por las autoridades inmediatamente después del terremoto.

Un sistema sofisticado y costoso de alerta habí­a sido instalado a lo largo de la costa de Sumatra luego del terrible tsunami de diciembre de 2004, que mató a más de 220.000 personas en varios paí­ses asiáticos.

Pero las autoridades reconocen que el sistema no está disponible en las Mentawai, donde numerosos pueblos carecen de electricidad.

A más de 1.000 km de las Mentawai, la población rindió un último homenaje a las más de 30 ví­ctimas mortales de la erupción del volcán Merapi, la otra catástrofe natural que afectó a Indonesia esta semana.

Unos veinte de los 32 muertos fueron enterrados juntos. Algunos cuerpos no pudieron ser identificados debido a que fueron desfigurados por las cenizas incandescentes que lanzó el volcán el martes.

Una ceremonia particular fue organizada para el que según los indonesios personificaba el Merapi, el «abuelo» Marijan, que oficiaba como «guardián espiritual» de la montaña. Falleció a los 83 años después de haber rechazado dejar su casa a pesar de los riesgos de erupción.

El balance de pérdidas humanas podrí­a haber sido mucho mayor sin la orden de evacuación lanzada el lunes por las autoridades para las 19.000 personas que viví­an en las laderas del volcán.

Este jueves, el Merapi, considerado como el volcán más activo de Indonesia volvió a entrar en erupción.

«Registramos una nueva erupción volcánica moderada. La amenaza se mantiene», declaró un encargado de vigilancia de los volcanes en Indonesia, Surono.

El cráter del volcán, de 2.914 metros de altura y situado en el corazón de una región muy poblada de la isla de Java, lanzó nubes de gases con magma y cenizas, según este vulcanólogo.