Cuatro miembros del gobierno de Silvio Berlusconi presentaron hoy su renuncia «irrevocable», lo que agudiza la crisis política en Italia, aunque sin que implique la caída del magnate de las comunicaciones.
La renuncia fue presentada por el ministro para la Política Europea, Andrea Ronchi, por el viceministro de Desarrollo, Adolfo Urso y los secretarios de Estado para la Agricultura, Antonio Buonfiglio y Medio Ambiente, Roberto Menia, informaron fuentes del nuevo partido al que adhieren, Futuro y Libertad para Italia (FLI).
Con la salida de los disidentes del gobierno conservador, el primer ministro debe cambiar su gabinete y se concreta la crisis al haber perdido el respaldo de uno de sus principales aliados, Gianfranco Fini, presidente de la Cámara de Diputados y líder de FLI.
Un quinto miembro del ejecutivo, Giuseppe Maria Reina, secretario de Estado de Infraestructura y Transporte, miembro del pequeño partido siciliano MPA, aliado de Fini, también renunció.
Se trata de renuncias «irrevocables» y aceleran el colapso del gobierno, que puede caer sólo si pierde la confianza del Parlamento, tal como prevé la Constitución italiana y el particular régimen parlamentario.
El magnate y primer ministro italiano hasta ahora se niega a renunciar al cargo pese a la crisis política y a las solicitudes hechas tanto por la oposición de izquierda como por sus ex aliados.
«Se materializó la crisis», admitió Lorenzo Cesa, líder del partido de centro UDC.
Por su parte, el ministro de Defensa Ignazio La Russa, coordinador del partido de Berlusconi, no pierde la esperanza de salvar el ejecutivo e hizo un llamado desesperado a los «finianos» para que no abandonen el gobierno.
«El interés de Italia debe predominar», declaró al recordar que proviene de las filas de Fini del que se ha distanciado en los últimos años.
Las presiones para que Berlusconi renuncie al cargo aumentaron por la grave situación de parálisis económica y por las nuevas revelaciones sobre sus aficiones sexuales.
La verdadera prueba de fuego será en el Parlamento, donde han sido presentadas dos mociones, una a favor, en el Senado, donde goza de amplia mayoría y otra en contra, presentada por la oposición de izquierda en la Cámara de Diputados, donde perdió la mayoría.
Para intentar recuperar impulso político, Berlusconi anunció el sábado que se someterá al voto de confianza en el Parlamento, después que sea aprobado «definitivamente» la ley de Presupuestos para el 2011, probablemente a mediados o finales de diciembre.
El partido de Fini, que garantiza la mayoría en el Cámara de Diputados, se comprometió a votar la ley como señal de «responsabilidad» hacia el país, que atraviesa una grave crisis económica y moral.
«La clase dirigente de Italia tiene la responsabilidad de hallar nuevamente dignidad, responsabilidad y sentido del deber, obligatorios en todo cargo público», afirmó este lunes Fini, al hacer referencia también a los escándalos sexuales de Berlusconi por el llamado caso «Ruby», una exuberante menor de edad marroquí por la que intercedió ante la policía para que fuera liberada tras ser acusada de robo.
Además de los enfrentamientos entre la llamada casta política, de las que no se puede predecir el resultado, el principal líder del país y también uno de los más ricos, está sumergido en el desprestigio moral.
Los excesos y abusos del magnate de las comunicaciones en el ejercicio del poder han suscitado críticas y protestas de medios de comunicación, industriales e inclusive de la iglesia italiana.
«Solo la disciplina y el honor dan credibilidad a la política», insistió Fini.
Berlusconi, que parece sordo a esas críticas, propuso que si pierde la confianza de la Cámara de Diputados, se convoquen elecciones anticipadas pero sólo para esa Cámara del Parlamento: una salida que nunca se ha aplicado en la historia de la república italiana, nacida al término de la Segunda Guerra Mundial.