Comicios inéditos abiertos y costosos


Pretendiente. Barack Obama, candidato demócrata, es uno de los principales aspirantes para la presidencia de Estados Unidos. (AFP / La Hora)

Las elecciones presidenciales estadounidenses del 4 de noviembre de 2008 destinadas a encontrar un sucesor al republicano George W. Bush podrí­an llevar por primera vez a una mujer o a un negro a la Casa Blanca, y desde ya parecen las más costosas de la historia.


Por primera vez en Estados Unidos, una mujer, Hillary Clinton, o un negro, el senador Barack Obama (ambos demócratas), tienen serias posibilidades de acceder a la Casa Blanca.

Según recientes sondeos, tanto Obama como la esposa de ex presidente Bill Clinton vencerí­an a su adversario republicano en todos los casos hipotéticos.

La impopular guerra en Irak, la reforma al sistema de salud, la independencia energética, la inmigración y la seguridad nacional podrí­an ser los grandes temas de esta elección cuyo disparo de largada sonará el 3 de enero con las asambleas electorales partidarias de Iowa (centro).

Nunca las elecciones primarias destinadas a desempatar a los aspirantes demócratas y republicanos habí­an comenzado tan temprano.

Por otra parte, esta campaña presidencial se anuncia como la más cara de la historia: algunos analistas estiman que el costo de las elecciones podrí­a alcanzar unos 1.000 millones de dólares.

Por el momento los demócratas ya vencieron esta carrera por el dinero: desde principios de año, los cuatro principales aspirantes demócratas recaudaron cerca de 218 millones de dólares (y ya gastaron 114 millones); mientras los cuatro principales candidatos republicanos reunieron unos 155 millones de dólares, y llevan gastados más de 117 millones.

«Esto muestra la enorme energí­a que anima a los electores demócratas», decididos a acabar con la era Bush, estima Anthony Corrado, profesor de ciencias polí­ticas en el Colby College de Waterville (Maine, noreste).

Los principales aspirantes a la presidencia informaron su candidatura desde principios de 2007: en enero Hillary Clinton y el republicano Mitt Romney, en febrero Obama y el republicano Rudolph Giuliani.

En total son ocho demócratas y ocho republicanos los que se lanzaron a la palestra.

Es la primera vez desde 1928 que las primarias de ambos partidos serán realmente abiertas. Habitualmente, o bien un presidente en ejercicio busca la reelección o un vicepresidente se presenta a la sucesión.

En el campo demócrata, Clinton parece llevarle varias cabezas a sus rivales, pero no se puede confiar en que no se revierta la situación en las primeras primarias.

El juego se anuncia no obstante mucho más abierto en el terreno republicano. Ni Giuliani, quien fue alcalde de Nueva York cuando la ciudad fue atacada el 11 de septiembre de 2001, ni el ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney tienen una ventaja decisiva. Y un signo de la impopularidad del presidente saliente es que ningún republicano se defina como seguidor de George W. Bush.

La verdadera prueba tendrá lugar en las primeras primarias, previstas en enero en Iowa y luego en New Hampshire (noreste), mientras una veintena de estados (entre ellos Nueva York y California) celebrarán sus elecciones partidarias el 5 de febrero.

La convención demócrata destinada a designar formalmente el candidato de su partido se celebrará en Denver (Colorado, oeste) del 25 al 28 de agosto. Por su lado, los republicanos se reunirán en Minneapolis (Minnesota, norte) del 1 al 4 de septiembre.

Además de la designación del presidente número 44 de Estados Unidos, los norteamericanos votarán el 4 de noviembre para renovar el Congreso, de mayorí­a demócrata desde noviembre de 2006.