El Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico (APEC) celebra el fin de semana su cumbre centrada en el desafío de dar un impulso a la Organización Mundial de Comercio (OMC) y resolver sus propias contradicciones sobre el calentamiento global, en un escenario tenso por las protestas previstas.
El comercio –el tema central que inspiró la creación de la APEC en 1989– tiene en esta ocasión una importante coyuntura: los países más grandes del foro quieren pasar el mensaje de que deben desbloquear las negociaciones de la ronda de Doha de la OMC, trabadas desde hace varios meses por las subvenciones a la agricultura en los países desarrollados.
Precisamente esta semana se iniciaron en Suiza las discusiones sobre el tema agrícola.
Los 21 miembros de la APEC seguirán estrechando sus vínculos comerciales e incluso se discute si debe avanzarse hacia una gran zona de libre comercio APEC, una idea que sin embargo es considerada como muy compleja por las asimetrías en las distintas economías de la región.
La APEC representa 60% del Producto Interno Bruto (PIB) y 47% del comercio a nivel mundial, porcentajes que hablan por sí solos del enorme peso que tienen sus decisiones.
Con un esquema informal y sin decisiones vinculantes, la APEC fue siempre un foro con una vocación casi exclusiva de comercio pero en los últimos años no ha podido deslindarse de los problemas políticos a nivel global.
El terrorismo marcó la agenda de los últimos años y ahora en Sidney es el tema del calentamiento global el que ya ha sido puesto sobre la mesa por el primer ministro anfitrión, John Howard.
Este punto genera divisiones dentro de la APEC y es incierto el tono de la declaración que se obtendrá sobre el tema al final de los dos días de trabajo.
Australia y Estados Unidos defienden un acercamiento al tema en el cual le piden a los países en desarrollo –como China– mayores esfuerzos y se muestran dispuestos a negociaciones siempre y cuando sean al margen del protocolo de Kyoto, el principal tratado internacional sobre medio ambiente, que expira en 2012.
Pero China lidera un bloque de países que considera que las Naciones Unidas –que celebrarán en diciembre una gran reunión en Indonesia sobre el tema– son las llamadas a liderar las negociaciones sobre el cambio climático.
Con el presidente estadounidense, George W. Bush, desde el miércoles en Sidney, el abanico de temas internacionales que se tocaron en estos días fue bastante amplio, desde la guerra en Irak hasta la desnuclearización de Corea del Norte, pasando por una reflexión sobre la democracia en el sureste asiático.
La presencia de Bush también se convirtió en foco para protestas de distinta índole. Este viernes, centenares de personas protestaron por la guerra en Irak y la inacción estadounidense-australiana en el tema climático.
Las autoridades australianas temen que una protesta prevista para el sábado derive en violencia.
El centro de la ciudad se encuentra totalmente vallado y los presidentes están circunscritos a una zona de seguridad, lo que es considerado por los manifestantes como una provocación.
Los tres países latinoamericanos presentes en esta Cumbre –Chile, Perú y México– han aprovechado su estadía en Sidney para apuntalar asociaciones comerciales bilaterales.
En ese punto, el presidente peruano, Alan García, se apuntó un triunfo político al dar el lanzamiento a las negociaciones para un tratado de libre comercio con China junto con su homólogo Hu Jintao.
«Hemos acordado con el presidente Hu Jintao el comienzo de las negociaciones para el tratado de libre comercio con China», dijo García.
México, Perú y Chile acuerdan una gran importancia a este foro pues es en la región de Asia-Pacífico donde han logrado potenciar mejor sus exportaciones.
Escudo antimisiles
Los presidentes ruso Vladimir Putin y norteamericano George W. Bush no manifestaron ningún avance en el tema que los enfrenta, el proyecto de escudo antimisil de Washington en Europa, durante un encuentro hoy en Sidney, la víspera de la cumbre de la APEC.
Durante una breve conferencia de prensa, el jefe del Kremlin reconoció que, tal como previsto, la discusión se había «concentrado sobre todo en la defensa antimisil».
Vladimir Putin también confirmó que expertos des ambos países se reunirían pronto e irían a ver un radar a Azerbaiyán, que Moscú propone utilizar a Washington.
Pero el presidente ruso no dio más detalles. Su homólogo norteamericano se limitó, por su parte, a calificar el encuentro de «cordial y constructivo».
Estados Unidos desea instalar elementos de su escudo antimisil en Polonia y en República Checa, un proyecto destinado, según él, a responder a la eventual amenaza de misiles provenientes de países como Irán.
Pero Moscú lo considera una amenaza para su seguridad y propuso a Washington que renuncie a su proyecto y utilice, entre otros, el radar de Gabala en Azerbaiyán, tentativa hasta ahora infructuosa.
El viernes los dirigentes de ambas potencias también abordaron temas como el programa nuclear iraní, el cambio climático mundial y la adhesión de Rusia a la Organización Mundial del Comercio (OMC), que Moscú espera desde hace años.
Expertos estadounidenses, chinos y rusos irán del 11 al 15 de septiembre a Corea del Norte para examinar cómo pueden ser desactivadas las instalaciones nucleares norcoreanas, anunció el viernes en Sidney el negociador en jefe de Washington para este tema, Christopher Hill.
«Harán un estudio de las instalaciones nucleares que deben ser desactivadas en el marco de negociaciones para desnuclearizar la península coreana», dijo.
El régimen comunista inició su programa de desnuclearización en febrero en el marco de un acuerdo de seis partes, con las dos Coreas, Estados Unidos, Japón, China y Rusia.
Tanto Putin como Bush se encuentran en Sidney para la cumbre de dirigentes de miembros del Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico (APEC), que se llevará a cabo el sábado y el domingo en la capital, transformada en una fortaleza por las fuerzas de seguridad.
Surfistas, cantantes y un contingente de manifestantes con el trasero al aire protestaron el viernes.
El presidente estadounidense, George W. Bush, recibió el «saludo de los 21 traseros» por el número de países miembros de la APEC, realizado por australianos que exhibieron públicamente sus traseros.
Bush es muy criticado por haberse embarcado en la guerra en Irak y haber arrastrado a Australia a ella, al igual que por su inacción frente al calentamiento global.
Las manifestaciones fueron pacíficas: los 5.000 policías y militares desplegados eran diez veces más numerosos que quienes protestaban.
Surfistas, cantantes y un contingente de manifestantes con el trasero al aire protestaron en Sidney el viernes en vísperas del inicio de la cumbre del Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico (APEC), en medio de un impresionante dispositivo de seguridad.
El presidente estadounidense, George W. Bush, recibió el «saludo de los 21 traseros» por el número de países miembros de la APEC, realizado por australianos que exhibieron públicamente sus traseros.
Bush es muy criticado por haberse embarcado en la guerra en Irak y haber arrastrado a Australia a ella, al igual que por su inacción frente al calentamiento global.
Las manifestaciones fueron pacíficas: los 5.000 policías y militares desplegados eran diez veces más numerosos que quienes protestaban.
Sidney, la primera localidad australiana, presentaba el aspecto de una ciudad fantasma para desesperación de los comerciantes: el viernes fue declarado feriado y miles de habitantes abandonaron la ciudad, huyendo de barricadas, sobrevuelo de helicópteros y restricciones a los desplazamientos.
La jornada arrancó con una acción simbólica en la playa de Bondi, la más célebre de Sidney. Alrededor de 75 surfistas protestaron frente a una inmensa banderola para pedir a la APEC que se fije restricciones obligatorias para luchar contra el calentamiento de la tierra.
Posteriormente se produjo la intervención de la senadora verde Kerry Nettle, quien denunció las «desproporcionadas» operaciones policiales. La senadora estuvo acompañada por 21 salvavidas.
El centro de Sidney se parecía cada vez más a un gran bunker, con kilómetros de muralla hermética aislando las vías para los convoyes oficiales y la ópera, el sitio emblemático de la ciudad, cerrada al público desde el martes.
No lejos de allí, en Hyde Park, una coral de unos 60 miembros cantó canciones libertarias bajo una lluvia tenaz.
Paul Murphy, de la Coalición de Sidney para la Paz y la Justicia, explicó que varios participantes potenciales fueron atemorizados.
«El primer ministro (John Howard) y la policía hicieron toda una serie de anuncios histéricos que condujeron a varias personas a imaginar que serían arrestadas desde que pusieran un pie en la ciudad».
Pero la palma de la provocación se la llevó un grupo de comediantes australianos -uno de ellos disfrazado de Osama Bin Laden-, que el jueves llegaron hasta 10 metros del hotel de Bush antes de ser detenidos.
Los humoristas, estrellas de la cadena ABC, llegaron en tres falsas limusinas oficiales, dotadas de banderas canadienses y flanqueadas por falsos guardaespaldas como si formaran parte de la delegación canadiense en la APEC.
El jefe de la policía del estado de Nueva Gales del Sur, Andrew Scipione, se mostró el viernes irritado por esta acción, asegurando que los comediantes pudieron ser víctimas de tiradores de élite apostados en los techos de la ciudad.
La principal protesta de la cumbre está prevista para el sábado. La policía estima que podría reunir a unas 20.000 personas.