En medio de un sistema económico al que no todos los ciudadanos pueden acceder por sus condiciones de pobreza, el comercio justo y solidario se plantea como un movimiento innovador. Guatemala da los primeros pasos para incursionar en la nueva metodología que busca aplicar la lógica gana-gana entre productores y compradores.
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Las relaciones de intercambio económico muchas veces son determinadas por prácticas que en ocasiones dejan en desventaja a uno de los dos participantes, por lo que se convierte en un método injusto y poco solidario de comercio.
Es común notar que las ventas informales y pequeñas empresas sean los principales centros del comercio por regateo, lo cual desvaloriza los bienes y servicios que prestan, mientras que las empresas formales, ya sean nacionales o transnacionales, establecen precios que, por necesidad o convicción, son respetados por la generalidad de los guatemaltecos. Ante este panorama surge el comercio justo y solidario.
¿QUÉ ES EL COMERCIO JUSTO Y SOLIDARIO?
El comercio justo y solidario es una forma alternativa de comercio que busca opciones económicas sostenibles para ampliar el rango de acceso y beneficio hacia las poblaciones más empobrecidas, pero también para la sociedad completa. Los principios que defiende dicho comercio son: que los productores forman parte de cooperativas y operan de manera democrática, rechazan los subsidios y la explotación infantil.
Además promueve la producción y el consumo de productos que respetan al medio ambiente, establece la igualdad de trato hacia mujeres y hombres productores, respeta los preceptos de los derechos humanos, establece precios que permiten a los productores vivir en condiciones dignas y no en la mera supervivencia, valora la calidad de los productos y la producción de tipo ecológico.
Este comercio alternativo también evita a los intermediarios entre productores y consumidores, los cuales aumentan los precios para luego revenderlos con otro porcentaje de ganancia.
Algo muy importante de la práctica del comercio justo y solidario es que este es un proceso voluntario, tanto entre productores y consumidores como en distribuidores.
CREACIÓN DE LA COMISIÓN
En el 2007 y mediante el acuerdo ministerial número 0375-2007 del Ministerio de Economía, se creó la Comisión Interinstitucional de Comercio Justo y Solidario. Esta comisión tiene a su cargo la creación anual de un Plan de Comercio Justo y Solidario.
Ivette Aldana, directora del centro social y cultural La Casa de Cervantes, dice al respecto de la Comisión: «En Guatemala, estamos dando pasos muy pequeños porque antes existía el apoyo de la Comisión Interinstitucional de Comercio Justo y Solidario, pero este gobierno ha sido el gobierno que menos nos ha ayudado».
Hace algunos años se inició la Feria del Comercio Justo y Solidario que era organizada por el Ministerio de Economía, pero en el 2013 las 15 organizaciones que la conforman tuvieron que realizar la feria sin esta ayuda.
En todo este desequilibrio económico el Estado juega un papel fundamental toda vez que tiene como obligación promover el desarrollo ordenado y eficiente fomentando la creación de mercados para la venta de productos nacionales.
Se intentó contactar a las autoridades del mencionado ministerio, pero no fue posible conocer la causa de la poca ayuda ofrecida para promover este tipo de actividades o sus futuros planes para el 2014.
Aun así, Aldana explica que «este año fue importante porque el que hizo la feria fue el propio productor a través del Centro de Enlace». El Centro de Enlace y del Pequeño Productor es una pequeña iniciativa de La Casa de Cervantes que funciona como una red que une a diferentes asociaciones, busca promover el comercio justo y solidario.
LA COMERCIALIZACIÓN EN GUATEMALA
De acuerdo con Jeny Alcázar, de la Dirección de Atención y Asistencia al Consumidor (Diaco), Guatemala tiene una estructura de comercio de oferta y demanda. “Es decisión del productor y del consumidor ver qué precio es el que da de acuerdo a la demanda del producto o servicio”.
El país no establece los precios fijos a menos que haya una situación de fuerza mayor, como un terremoto o calamidades ambientales, explica.
“–Aun– una persona que vende sus productos en una venta informal ha ido a comprar a La Terminal o a la Cenma, pero de manera informal está adquiriendo productos directamente de un mayorista. Entonces el mayorista le pone su precio, esta persona al final sería como un intermediario y lleva su producto y su precio a una plaza en donde el consumidor llega. Esta persona como intermediario ya le está ganando un poco más de lo que en la Cenma está”, indica Alcázar. Este procedimiento aplica tanto en la venta formal como en una informal.
REGATEO
Por otro lado, Alcázar dice que el regateo forma parte de una práctica cultural, que solo se da en ciertas relaciones de intercambio y que de cierta forma puede afectar la adquisición económica de los más pobres al verse obligados a vender sus productos con una mínima ganancia o al tener que comprarla con un precio adherido.
Aun así el regateo también es practicado porque los mismos productores o comerciantes así lo han incluido. En Guatemala, como en Latinoamérica y muchas otras partes del mundo, es común toparse con productos que tienen un alto costo, lo que motiva que el comprador trate de reducirlo.
De esta forma, depende del mismo vendedor el decidir si su producto se vende o no al precio que el comprador propone; el margen de ganancia de los intermediarios es desconocido por la Diaco.
Alcázar considera que aunque la venta de ciertos productos es informal, porque no se extiende factura, aun así estos productos son verificados.
“Aunque al consumidor no se le entregue una factura no se permite que haya una especulación de precios porque en este caso las verificaciones van acompañadas de la SAT y ellos exigen las facturas de compra a las tiendas o a los comercios o tiendas que están dentro de los mercados”, indica.
Los acuerdos entre competidores para fijar precios mínimos también se dan en la informalidad y así lo reconoce la Diaco: “Fuimos a monitorear mercados a nivel país donde todos los comerciantes se ponen de acuerdo en el precio y no permiten bajarlo, eso es cuando ya están bien comunicados y unidos, entonces, la gente llega y compra al precio”.
En cuanto al precio de la canasta básica alimentaria (CBA) que continúa en ascenso, y en ciertas temporadas se eleva aún más, de acuerdo con el Índice de Precios al Consumidor registró un costo de adquisición de Q2 mil 772, mientras que la Canasta Básica Vital (CBV), el total fue de Q5 mil 58.
Para 1995, la Canasta Básica se podía obtener con 975.31 quetzales, diez años después, en 2005, el precio subió a Q1, 405.53 y en el 2012 su costo rondaba los Q2,449.80 según el INE. Estos precios podrían variar si se toma en cuenta que la mayoría de las personas rebajan el precio de los alimentos en los mercados.
CÓMO LOGRAR UNA ECONOMÍA JUSTA
Como primer punto, la representante de la Diaco opina que para implantar este comercio alternativo se necesita de la existencia de más asociaciones que se unan para ofrecer productos o servicios que sean seguros y que puedan darle una respuesta favorable al consumidor en caso salga dañado el producto, aun cuando formen parte de la economía informal.
En este caso algunos comercios extienden recibos, pero este no es un documento que ampare una compra, “solo dice dónde se realizó, pero a la hora de un reclamo eso no es ningún documento de prueba”.
Y a pesar de que la Diaco vela por el bienestar del consumidor y que se respeten los precios establecidos, hace falta que se respeten los intereses, siempre y cuando no sean perjudiciales al resto de los productores, permitiendo que las ventas se realicen también en persecución de su bienestar, a manera de vivir dignamente, y no en estado de supervivencia.
A decir de Ivette Aldana, directora del centro social y cultural La Casa de Cervantes, «todos hemos crecido en este capitalismo donde nos enseñan a consumir por consumir… Nos enseña mucho el consumismo, pero el consumismo ha sido también producto del capitalismo que ha entrado en nuestra mente y lo tenemos bien arraigado».
El consumismo ha sumido hasta a los países del Norte en crisis económicas, donde pareciera que estas situaciones son las únicas oportunidades donde el ser humano restringe sus deseos de compra. Y este panorama empeora si se toma en cuenta que «esta economía no es nada incluyente», dice Aldana.
«Lo que está pasando ahora, es que se está volviendo a la economía ancestral, en comunidad, que busca apoyarse y consumir de sus propios productos», cuenta Aldana del Comercio Justo y Solidario.
En base a esto, en Guatemala en una relación respetuosa entre comprador y vendedor, se da el intercambio económico en donde el productor crea algo de alta calidad, amparando a las comunidades al hacer productos donde no se dañe el ambiente.
EL INICIO DEL CAMBIO
El comercio justo y solidario nació en los años 60 a través de las Naciones Unidas, debido a que los países del Sur pedían a los países más desarrollados oportunidades de trabajo y no solo acciones de caridad.
«Empezaron estos productores y estos países a pedirle a estos grandes países comercializar productos –del sur– pero con precios justos», cuenta Aldana.
Así, empezaron a surgir en países como Bélgica y Alemania e Italia, la compra de productos guatemaltecos. El café fue el primer producto exportado con certificación, proveniente de la región Ixil, llamado Café Indio.
Para respaldar que los productos estaban certificados surge una gran empresa en Alemania que da los certificados de «Fair Trade» (Comercio Justo). De esa manera, la empresa certificadora confirma a los consumidores que el producto de su interés sí proviene de pequeñas comunidades y asegura el cumplimiento de los criterios mencionados al principio del reportaje.
Estos criterios son importantes ya que forman parte de la solicitud de los mismos consumidores, que rechazan prácticas como la explotación laboral infantil, entre otras cosas.
De esta manera también se asegura que el precio de compra sea la cantidad que se entrega al productor, el mismo que debe de encontrarse entre márgenes de cobro razonables. «Que le pongan el precio que tiene que ser, el que va a ganar el productor», dice Aldana. Así –Fairtrade International (FLO) –la empresa–, manda certificadores a cada país.
El problema que surgió es que para que los productos de los vendedores fueran certificados estos tenían que pagar una cuota anual de 2 mil ó 3 mil dólares. «Estaban en el círculo vicioso de ser comercio justo pero el productor no lo podía pagar, y a la vez el consumidor lo necesitaba», explica Aldana.
Entonces las tiendas de otros países no podían vender los productos si no estaban avalados por el sello de FLO.
INTERVENCIÓN DE LAS ONG
Ante esta situación, las ONG internacionales deciden apoyar a los productores guatemaltecos y de toda Latinoamérica. «Vienen los países pobres, otra vez, a recibir la caridad porque, obviamente, ellos no pueden pagar las certificaciones».
De esta manera, lo poco que se había avanzado se quedó estancado, y es esto mismo lo que diversas organizaciones intentan recuperar e impulsar, a favor de las comunidades menos desarrolladas pero también a favor del planeta.
Hoy en día diversas asociaciones, hasta ahora la mayoría de origen indígena, intentan insertar en el mercado una nueva alternativa de comercio artesanal, lejana de la producción masiva, que garantiza la venta de un buen producto o servicio a cambio de un pago justo que permita a estas comunidades continuar con tal labor, a la vez que permite al resto participar en un proceso más incluyente de desarrollo y de toma de conciencia integral, pero esto solo es posible con el fuerte impulso de los gobiernos y las instituciones públicas, además de ONG.
La Red Alternativa de Intercambio Solidario (RAIS) es una organización de productores comunitarios nacida en 2004, con el objetivo de fortalecer la organización comunitaria, mejorar la producción, revitalizar el intercambio solidario y promover el consumo responsable de productos alimenticios de alto valor nutricional, ecológico, económico y pertinente con la cultura.
Además, RAIS busca que la economía solidaria construya un sistema de vida que dignifique a los productores, a manera de fortalecer los mercados locales. Esta organización ofrece productos para la higiene personal, alimentos, y también productos artísticos.
RAIS define el comercio solidario como: “el intercambio comercial que realizamos porque siempre estamos apoyándonos mutuamente entre productores y beneficiarios y porque nuestra producción se basa en el respeto y cuidado especial que le damos a la madre naturaleza y a las diferentes expresiones de la vida”.
Otra de las asociaciones que integra esta red de Comercio Justo y Solidario es la Asociación Integral de Mujeres Artesanas Chaquijya (AIMACH).
AIMACH ofrece productos textiles de diferentes tipos con el objetivo de fortalecer el desarrollo socioeconómico de su comunidad. La asociación está integrada por doce mujeres.
ARTÍCULO 2: OBJETIVO DE LA COMISIÓN DE COMERCIO JUSTO Y SOLIDARIO (ACUERDO MINISTERIAL 375-2007).
Unificar esfuerzos de instituciones gubernamentales y no gubernamentales que permiten fomentar, apoyar y expandir el comercio justo y solidario por medio de más y mejores asociaciones productivas certificadas, nuevos mercados para el desarrollo de sus comunidades y sus productos, a través de la difusión de información a nivel público y capacitación técnica institucional y empresarial.
TABLA DE PRECIOS DE LA CANASTA BÁSICA
ALIMENTARIA HASTA MARZO DEL 2013
Gramos
Tortillas de Maíz Q 6.05
Pan Francés Q 10.40
Pan Dulce Q 9.47
Pastas Para Sopa Q 6.08
Azúcar Granulada Q 3.72
Margarina Q 10.93
Güisquil Q 6.72
Elote Q 10.13
Tomate Q 6.89
Cebolla Q 5.02
Papas Q 6.28
Bananos Maduros Q 4.40
Plátanos Maduros Q 4.52
Café Tostado y Molido Q 32.34
Sal Q 0.40
Miligramos
Aceite de Cocina 17.25
Gaseosas 10.28
APORTE CALÓRICO
2,210.00.
El aporte calórico diario (kilocalorías) de la Canasta Básica para una persona.