La madrugada del 27 de febrero, y tras el sismo de magnitud 8,8 grados que azotó el sur de Chile, el empresario Antonio Hananía se encontró con sus cinco grandes tiendas destruidas por un lodo marino arrastrado por un tsunami. Luego vino lo peor: tras el maremoto, los saqueos. Ahí terminó de perder todo.
El hombre dormía en su casa cuando el sismo y se apresuró a visitar sus tiendas en el puerto de Talcahuano, sobre el Pacífico. Se encontró con un panorama desolador. La ola, que entró unos 300 metros hacia la ciudad, dejó en el centro una capa de 20 centímetros de lodo, destruyendo la mercadería a su paso.
«El primer piso de todas las tiendas estaba destruido, así que me preocupé de rescatar los documentos más importantes de las oficinas y volví a Concepción (a 10 km) a cuidar a mi familia», contó el comerciante de Talcahuano.
Minutos más tarde se enteró de que personas habían bajado del cerro a saquear todo cuanto encontraron a su paso.
«El centro se convirtió en tierra de nadie y nadie hizo algo por detener esto. Yo culpo al gobierno de (la ex presidenta Michelle) Bachelet. ¡Cómo no fueron capaces de prever esto, si por las radios los alcaldes pedían urgente la acción militar! Los saqueos duraron cuatro días. í‰se fue el gran terremoto», dice Hananía.
Para el empresario, que da trabajo a 120 personas, la catástrofe significó la pérdida total de sus negocios.
«Tenemos empleados que llevan 30 años de servicio, cómo los voy a despedir, pero tampoco podemos pagarles sueldo porque esto está parado y esto no tendrá solución hasta por lo menos en tres meses más. Tenemos que empezar de cero», dice.
Daniel, encargado de bodega de una de las tiendas, explica que él y varios de sus compañeros están dispuesto a todo para ayudar a su jefe. «No podemos dejarlo solo en estas circunstancias. Todos estamos en esto, aparte que las autoridades ni siquiera han venido a ofrecer ayuda».
En otro costado del puerto, Teresa Gutiérrez tiene estacionada frente a su casa la embarcación Don Renato: «Para que ese barco llegara hasta aquí, mínimo la marea subió cinco metros. Ahora es una pena ver a su capitán, cuida y duerme en el barco, y hace fogatas al lado para refugiarse».
Teresa relata que el ruido del terremoto fue ensordecedor. «Por eso nos dio pánico y decidimos arrancar de inmediato al cerro, sabíamos que vendría un tsunami. Mi casa quedó parada, pero perdí todo lo que tenía dentro».
En la plaza se instaló una carpa para atención sicológica que abre cuatro horas al día. La fila es larga y el horario no alcanza para todos.
Al frente de la municipalidad del puerto cuelga el aviso «se necesitan carpinteros», mientras por cada cuadra se observa flameante una bandera chilena.
Los militares tienen cercado todo el sector comercial. Los únicos que pueden entrar son propietarios y empleados de las devastadas tiendas, que a un mes del terremoto no terminan de sacar los escombros y de cifrar los daños materiales.
El terremoto y el tsunami del 27 de febrero dejaron un saldo de 452 muertos, 96 desaparecidos y casi 30.000 millones de dólares en pérdidas.
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, aseguró que mantendrá las proyecciones de crecimiento económico promedio del país de 6% anual, a pesar del terremoto y el tsunami que hace un mes golpearon al país, causando unos 30 mil millones de dólares en daños.
«Nos propusimos recuperar la capacidad de crecer y de crear trabajo y lo vamos a hacer. Seis por ciento de crecimiento promedio al año, y 200 mil nuevos empleos (durante su gobierno). Mantengo la cifra a pesar del terremoto», señaló Piñera en una entrevista a Radio Biobío.
«Va a haber un desfase en el tiempo, porque tendremos malas noticias en materia de empleo, inflación y precios de aquí a junio, producto del terremoto, pero vamos a tener una fuerte recuperación en el segundo semestre y, espero yo, durante el resto de nuestro gobierno», añadió el presidente.
«Nuestro programa de gobierno por supuesto que se ve alterado por el terremoto, pero no en las metas globales. El crecimiento de 2010 va a ser menor al anticipado antes del terremoto, pero 2011 será mayor. El terremoto no nos va a quebrar, es un desafío más que vamos a enfrentar», puntualizó.
El jueves pasado, el ministro de Hacienda Felipe Larraín, informó que Chile dejaría de crecer 1,5% de su Producto Interno Bruto (PIB) en 2010 debido al impacto del terremoto.
El terremoto y el maremoto dejaron un saldo de 452 muertos, 96 desaparecidos y casi 30.000 millones de dólares en pérdidas en Chile, un 12% de su PIB.
La economía chilena cerró 2009 con una caída de 1,7% en su PIB debido a la crisis financiera mundial.