Ahora con respeto mi comentario a la carta del señor Pedro Medrano, director regional en América Latina y el Caribe, Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas.
Distinguido señor Medrano, las estadísticas que viene a compartir con nosotros, son números sin ningún lenguaje propio, los leen los que tienen en sus manos el remedio y como si nada, no hay nervios detrás de la información. Cuando digo que tiene el remedio, no me refiero a que sigan llamando las manos de mendigo en Latinoamérica o la vieja ífrica, yo estoy en contra de los préstamos y el regalo de comida a los pobres, esto sólo cría dependencia, lamentablemente la herramienta que utilizan los políticos sagaces y los países poderosos del norte y de Europa para eliminar soberanías. Mi estimado señor, no sé cuanto poder tiene su oficina y posición en esa agencia mundial que se ha dormido al volante en cuanto a sus deberes de velar por los menos afortunados no sólo en la política y en los conflictos bélicos sino en lo más fundamental, lo que justifica su existencia en el mundo. Velar porque todos seamos iguales como seres humanos. No deseo sonar como un resentido social, mucho menos como alguien contaminando con las nauseabundas ideológicas políticas, pero si puede llevar su lucha a donde corresponde, su trabajo está justificado y ha cumplido usted un deber moral de magníficas proporciones.
Gracias por la información, porque lo educativo debe ser bienvenido siempre, más yo creo que está usted rezando en el altar equivocado. La causa del incremento del hambre en el mundo tiene varios culpables, más son tres los que han cometido pecados capitales que deberían de merecer la excomunión, uso este ejemplo religioso para exponer el extremo de culpa de estos indecentes.
Por orden de gravedad, los culpables son primero: El sistema económico que resultó el más corrupto en el mundo, llamado capitalismo, todos sabemos hoy como opera el daño que han causado unos pocos ladrones en el Wall Street, ENRON dio la pauta y todos se durmieron, hoy las Naciones Unidas y su oficina continúan calladas. No cito al Sistema Socialista, porque éste se autodestruyó por su ineficacia, aunque irónicamente está siendo utilizado para revivir al capitalismo. El segundo es la actitud avara del conglomerado de países productores de petróleo y las compañías petroleras no sólo norteamericanas sino de todo el planeta. Han establecido criminalmente utilizando sus mismos fondos el sistema corrupto de la manipulación y la especulación del incremento del uso de este líquido, sin que exista evidencia. El colmo no tiene límite con estos estafadores, aumentan el precio del petróleo por cualquier motivo, cuando la razón usada no se cristaliza, estos se tomen el tiempo para bajar el precio, es difícil para alguien que trabaja decidir entre comprar el combustible para ir a trabajar o artículos de consumo diario o en el mercado que es lo que sostiene las economías de los países. El precio de los hidrocarburos es ridículo, en mi diccionario esto es estafa y están en contra de la ley, en un mundo de seres honestos lo que me lleva a mi siguiente grupo de causadores del hombre en el mundo. No deseo generalizar, porque creo firmemente que hay más de un ser decente en algún lugar en nuestros países. Me refiero al sistema corrupto de gobierno establecido en muchos países tercermundistas. Los políticos han perdido la noción de lo que la ciencia de la política significa y lo han utilizado para corromper todo lo que tocan. Abuso de poder, el desfalco a las claras y la negligencia con la seguridad en casi todas las comunidades. Estos tres flagelos creo están al alcance de las diferentes oficinas de las Naciones Unidas, por supuesto que sí, algunos asuntos parecen internos, pero no lo son, cuando la amenaza es mundial, es obligación de éste intervenir, aun sea una potencia que se ha convertido en nido de secuaces.
Como lo están haciendo magníficamente en Guatemala, tratando de enderezar un sistema tan corrupto como es el Ejecutivo, el Legislativo y el Jurídico, tres cosas necesarias que perdieron la percepción del motivo de su existencia.
El hambre sólo la puede eliminar la honestidad en todos nosotros, los que debemos trabajar para comer y los que se benefician de este trabajo, pagando sueldos justos y creando más empleos en vez de correr con la plata a esconderla a Suiza o a las Islas Caimán.