Un paso fundamental de la interacción social consiste en oír al otro, procesar lo dicho y argumentar, pues es a través de la argumentación que se genera conocimiento. Y es ello lo que me motiva hacer eco de la leída y comentada columna de Oscar Clemente, del pasado viernes, que lleva como título “Mucho más que una reforma fiscalâ€.
Creo que el periodismo independiente debe impulsar una verdadera cruzada en relación a una frase pregonada por Oscar, que reza así: “Pero más que una reforma fiscal pienso que es indispensable que en Guatemala pongamos atención al rescate institucional del Estado, porque no se trata de inyectar fondos a instituciones que no funcionan, sino que debemos entender que urge la reforma misma del Estado para permitir que pueda cumplir con sus fines esencialesâ€.
Se aborda también en la columna comentada una reflexión que considero fundamental y que muchos grupos de interés, al oírla, hacen las del avestruz: “con las instituciones actuales podríamos duplicarles o triplicarles los recursos que de todos modos no podrían cumplir con sus fines esenciales, porque el problema de Guatemala no es únicamente financiero sino de deterioro institucionalâ€.
Y es que cuando se quiere atacar un problema lo primero que debe hacerse es enterarse de cuáles son las áreas de tratamiento del mismo, y cuáles son las disciplinas que contribuyen a solucionarlo.
El tema de las reformas tributarias y de los pactos fiscales es tan sólo una arista del problema, y normalmente los curanderos que lo tratan son abogados, contadores y economistas con visiones muy estrechas y deformadas de la realidad global y de los grandes desafíos administrativos e institucionales.
Los contribuyentes debiéramos condicionar a los políticos, tan sedientos de dinero para sus programas y sus compromisos de campaña, que ni un centavo más habría de fluir si previamente no se implementa una refundación de todas las instituciones públicas, de sus gobiernos internos y de la forma como gastan sus recursos, y ello por supuesto debe abarcar a los feudos autónomos, todos ellos, empezando por el deporte y la universidad estatal.
Así, tenemos frente a nosotros temas como los siguientes: la eliminación de fondos paralelos, la gobernabilidad de los entes autónomos, el mejor equilibrio entre gastos de funcionamiento e inversión, los límites al crecimiento desordenado del gasto, y una consolidación y refundación de los ministerios de Estado. Adicionalmente, la lista se extiende al control y límites a viáticos, gastos superfluos, contratación de personal intrascendente y condiciones de acceso a un puesto en la administración pública.
La administración pública moderna se basa en la presencia de sistemas que eficienticen su accionar, tal es el caso de las adquisiciones del Estado, los planes de carrera, las evaluaciones del desempeño del personal y la profesionalización de su accionar. Se trata de un ambiente en donde el mérito debe ser el premiado, así como el respeto a la estabilidad laboral, siempre y cuando el trabajador mejore día con día en vocación de servicio y en profesionalización, sustituyendo ello a la cultura de los emplazamientos y el secuestro de entes por intereses minoritarios.
Y en cuanto al tema de la corrupción una primera propuesta personal consiste en poner todos los ojos en la Secretaría Privada de la Presidencia que desde hace mucho tiempo ha sido la cuna de la coptación y los negocios. Continuaremos.