Los precios del petróleo influyen directamente en el incremento de las tarifas de los combustibles del paí­s, aunque según analistas económicos cuando la tendencia es a la baja, el reflejo se retarda por los monopolios que existen en el mercado de las gasolinas.

Los precios del petróleo retrocedieron netamente esta semana en Nueva York, en los mercados electrónicos de Asia y en Londres, luego de un aumento de las reservas petroleras en Estados Unidos, con el barril de referencia perdiendo más de dos dólares, en el marco de un descenso del mercado bursátil y un fortalecimiento del dólar.

El barril de WTI (West Texas Intermediate, denominación del crudo ligero suave, negociado en Estados Unidos) para las entregas de diciembre perdí­a 26 centavos, a 77,20 dólares, mientras que el barril de Brent del Mar del Norte para ser entregado en diciembre bajaba 25 centavos a 75,61 dólares.

El miércoles, en el New York Mercantile Exchange (Nymex), el barril de WTI para entrega en diciembre terminó a 77,46 dólares, en fuerte baja de 2,09 dólares (-2,63%) con respecto al cierre del martes.

Guatemala compra a otros paí­ses derivados del petróleo que de acuerdo a la tendencia, aumentan o disminuyen sus precios, en las gasolinas (superior, regular y diésel) los costos se duplican porque los transportistas también aumentan sus gastos y por lo tanto aumenta el costo del transporte de los productos alimentarios.

Según Rubén Darí­o Narciso, analista económico de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies), señala que el problema principal es que hay muy pocos competidores en el mercado de la distribución y estas empresas por tener una gran presencia en el mercado, tienen capacidad para poder influir en el precio.

En meses anteriores el precio del crudo llegó hasta 40 dólares el barril, pero los precios no disminuyeron a los niveles que tuvieron que haber bajado, afirma Narciso, quien defiende que hay dos formas para que esto no suceda, primero necesitarí­amos de la regulación del Ministerio de Energí­a y Minas (MEM), por otro lado serí­a el mecanismo del mercado, incentivando de una u otra forma para que más personas puedan tener acceso a este tipo de negocios y haya mayor competencia, de esta manera los precios se acomodarí­an a los precios del petróleo.

El año pasado los empresarios tuvieron que hacer un reacomodo en sus costos para reducir el consumo de combustible, pero este consumo se puede disminuir hasta cierto punto, afirman los expertos en la materia, porque de lo contrario no se podrí­a continuar operando.

Los derivados del petróleo en muchas ocasiones son un bien que no se puede dejar de consumir y es allí­ donde los economistas creen que radica el problema, por otro lado la solución según algunos consumidores es cotizar en las gasolineras menos conocidas, porque tienen los precios más baratos.

El analista de Asies determinó que el consumidor tiene autodeterminado que una marca es mejor que otra y que las gasolinas tienen en las diferentes gasolineras la misma calidad, «esa diferencia sólo ha sido de parte de los distribuidores que han hecho creer que una marca es mejor y por eso dejan de comprar en otras, lo recomendable es buscar donde es más económico» afirma.

Quí­micamente las gasolinas son cadenas de carbono y de hidrógeno, «es completamente difí­cil que una marca de gasolina sea sustancialmente diferente de otras», concluye Narciso, porque el problema fundamental radica en la falta de competencia y que también los consumidores tengan esa visión de que en las marcas de las gasolinas es difí­cil que haya una diferencia grande, fueron sus conclusiones.