Un estudio reciente reveló que en relación con la ideología de los guatemaltecos, la mayoría (casi un 51%) se consideran de centro, un 22% se define de izquierda o centro-izquierda, mientras un 26% se identifica como de derecha o centro-derecha. Sin embargo, muchos (31%) encuentran dificultad para identificar las diferencias entre la derecha y la izquierda política. El estudio se basa en una encuesta nacional realizada en julio de 2006, a cargo del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP, siglas en inglés) del Centro para las Américas de la Universidad de Vanderbilt.
Estas cifras permiten poner en duda que en las recientes elecciones generales triunfó la derecha y la gran perdedora es la izquierda histórica. Lo que procede es revisar y aclarar los conceptos. En primer término, rastrear el origen histórico de las distinciones. Estas empezaron con la Revolución Francesa, en cuya convención estaban los girondinos, caracterizados como derecha, los jacobinos, identificados como izquierda radical, y la «montaña» donde estaban los «ultra» como Graco Babeuf y sus seguidores. Después, las ubicaciones espaciales convivieron con la noción de «centro», y de ahí derecha, centro derecha, izquierda, centro izquierda.
En Guatemala, el primero en advertir el carácter decisivo del centro político fue Alejandro Maldonado Aguirre, mientras Jorge Carpio tuvo el mérito de posicionarlo. En los Estados Unidos denominan mainstream a la corriente mayoritaria. Trasladado a una elección, es la ubicación del electorado o el centro político de una campaña. A un mes del ballottage final, no sé si Colom y Pérez Molina reconocen que la resolución de la contienda dependerá, en gran medida, de quién sepa o pueda ubicarse en el centro ideológico y en el centro escénico de la campaña.
La actitud moderada de Colom, de socialdemócrata solitario, no la tradujo en una mayor ductilidad para presentarse como una opción de centro, centro-derecha y centro-izquierda y, por decantación, dejar a su adversario ubicado hacia la derecha del electorado. Esta falta de posicionamiento se debe a una serie de errores que han impactado en el segmento poblacional que define las elecciones: el metropolitano, más informado o mejor desinformado, y que vota con mayor independencia, pero que tiene temor del equipo alrededor del principal candidato de la UNE. Si Colom quiere ganar los comicios, necesita mostrar a su gabinete de gobierno, integrado por personalidades intachables, en un crisol ideológico.
Ahora, ¿por qué es tan relevante la ubicación política? Primero, porque el mainstream metropolitano se encuentra lejos de los extremos; segundo, porque desde el centro, el margen de captación de votos es superior, y a esta altura despreciar la seducción de los indecisos resulta un suicidio político.
Pero, el error crucial de Colom es que no ha marcado el ritmo mediático durante las semanas previas a los comicios. No ha impuesto su discurso sobre el de Pérez Molina, de insistir en realizar el debate de propuestas que lo muestren como moderado, pero firme ideológicamente, respaldado por personalidades de reconocidas ejecutorias, y que cuenta con un equipo idóneo a cargo del tema de la seguridad.