Colom debe inhibirse en el proyecto de Tomza


Eduardo_Villatoro

En los paí­ses donde se respetan o se guardan las apariencias propias del sistema democrático representativo es práctica común que el Gobierno que está por entregar el cargo, cuando le restan pocos meses para ejercer el poder, no adopta decisiones de trascendencia susceptibles de provocar serias controversias, porque el Presidente y su cercano equipo de trabajo comprenden que corresponde al nuevo régimen asumir las responsabilidades de asuntos con consecuencias de suma importancia para la población.

Eduardo Villatoro

 


Bajo esta premisa, los ambientalistas y guatemaltecos conscientes de la importancia de los recursos naturales, deben exigir al presidente ílvaro Colom y a su Ministro de Ambiente y Recursos Naturales que se abstengan de otorgar licencias de cualquier naturaleza y cuyos efectos puedan provocar serios problemas a los habitantes de una región determinada y al paí­s en general. Me refiero especí­ficamente a la pretensión de instalar una planta de gas licuado en el área de reserva natural de Punta de Manabique, presentado por la empresa mexicana Tomza, aprovechando la coyuntura que hace menos de un mes asumió la titularidad del MARN el señor Luis Zurita, quien antes de tomar posesión de ese cargo y fungí­a de viceministro de la misma cartera no estuvo de acuerdo con que se autorizara ese proyecto. Así­ como se suele demandar a indeterminado juez o magistrado de cualquier tribunal o corte judicial que se inhiba de conocer un asunto concreto porque mantiene relaciones familiares, comerciales o de otra í­ndole con una de las partes en litigio; de la misma forma los guatemaltecos tenemos el derecho de esperar que el Presidente de la República no emita resolución alguna en lo que respecta a ese proyecto en Punta de Manabique, en vista de que, como es de conocimiento público, durante los tres primeros años de su gestión utilizó naves aérea de la empresa Tomza para desplazarse cómoda y rápidamente a otros paí­ses latinoamericanos, generalmente en viajes de trabajo, propios de su investidura. Aunque no se hubiese comprometido con los socios principales de esa compañí­a mexicana a devolver los favores, de todas maneras priva en el ambiente el criterio de que los viajes presidenciales en aviones privados de Tomza implicarí­an ocultas negociaciones. Pero el gobernante aún se atreve a declarar que él no tiene participación alguna en los trámites que realizan los personeros de esa empresa en el MARN para que se autorice la citada planta de tratamiento, como queriendo lavarse las manos o intentando vernos cara de babosos a todos los habitantes de este esquilmado paí­s. íšnicamente del presidente ílvaro Colom depende que se autorice o no ese proyecto de tan nefastas consecuencias, porque el ministro Luis Zurita no es más que un empleado obediente que está sujeto no sólo a las órdenes del mandatario sino a los dictados de la empresa Tomza. (El historiador Romualdo Tishudo murmura al oí­do del presidente Colom esta cita de Winston Churchill: -Valor es lo que se requiere para levantarse y hablar; pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar).