Allan Ariel Martínez Mont
Investigador de la Unidad Técnico-Política
Usac
El anhelo por construir un Estado de Bienestar en Guatemala constituye el punto toral del discurso pronunciado por el actual presidente de la República, Ing. ílvaro Colom, el pasado 14 de enero. Su contenido refleja en el plano ideal una visión progresista del desarrollo integral que contrasta con una realidad nacional agonizada por la insatisfacción de las necesidades básicas de la población.
El reconocimiento histórico de las condiciones políticas, económicas, sociales y culturales de un país heterogéneo sumido en el subdesarrollo se entrelazan discursivamente con prometedores escenarios orientados a la solución de los problemas nacionales. Su enfoque socialdemócrata augura por privilegiar al ciudadano más pobre que en el corto y mediano plazo sería beneficiado por políticas públicas generadas al seno de un diálogo nacional basado en la convergencia de los intereses intersectoriales.
La visión de cambio del nuevo gobernante se trasluce en una gama de ofertas contempladas en cuatro programas de desarrollo integral: regionalización, productividad, gobernabilidad democrática y solidaridad. Estos grandes componentes sintetizan a priori desafíos y lineamientos estratégicos para una nueva gestión gubernamental ansiosa de consensuar una agenda prioritaria que responda en tiempo y espacio a las demandas más sentidas de la población, por ende su viabilidad sugiere la negociación y voluntad política a todo nivel, minimizando un madrugador desgaste ante las grandes expectativas sociales.
Resaltan acciones en cada uno de los cuatro programas por ejemplo en el tema de regionalización se pretende impulsar una política internacional que genere beneficios multilaterales, tomando en cuenta el contexto de la globalización y la nuevas corrientes políticas de América Latina. En el plano de la productividad, la creación de un Consejo que atienda al cooperativista y al pequeño y mediano empresario, incentivaría desde la perspectiva del desarrollo rural la generación de empleos dignos, basados en reglas claras entre los sectores públicos y privados en donde la reducción de la pobreza constituye el reto por superar.
Por su parte el tema de la gobernabilidad democrática apunta en primer orden al fortalecimiento del Estado de Derecho, con acciones específicas desde la aplicación de justicia y el combate a la impunidad y corrupción. En segundo orden la instauración del diálogo nacional permitiría asumir compromisos pendientes como los contemplados en los Acuerdos de Paz. Adicionalmente temas como el pacto fiscal, la reforma educativa y salud deberán abordarse con especial atención por parte de la nueva Secretaría de Desarrollo Democrático.
Así mismo, el Programa de Solidaridad, a través del Consejo de Cohesión Social y el Ministerio de la Familia atenderá tanto en el área rural como urbana a grupos vulnerables de nuestra sociedad, entre ellos: la niñez, juventud, personas con capacidades especiales, afrodescendientes, mujeres e indígenas.
Finalmente la viabilidad de las temáticas presentadas a través del discurso de toma de posesión deben conjugarse objetivamente con compromisos nacionales e internacionales que privilegien el bienestar común de toda la sociedad guatemalteca, sin obviar el enfoque de equidad e igualdad entre todos sus habitantes con aras de consolidar un Estado democrático incluyente y participativo.