Coincidencias


Otra vez frente a la pantalla en mi casa de la Bahí­a surgen las escenas sangrientas de la guerra en Irak, algo de Afganistán y el juicio a Hussein. Por otro lado los demócratas atosigan a Bush que se defiende con lo que tiene a la mano en su lucha contra el terrorismo en un Medio Oriente convulsionado cada vez menos comprensible, necesitan el petróleo de la Pení­nsula Arábiga pero el odio arrasa con todo. Cambio de canal y por un buen rato me entretengo con lo sucedido hace más de un siglo con los terroristas de aquel entonces luchando contra el Imperio Británico que necesitaba de un paso estratégico, el Canal de Suez.

Mario Castejón

La guerra en Irak se ha endurecido y Hussein debe ser el primer sorprendido. En ningún momento pensó el ex hombre fuerte que la resistencia antinorteamericana iba a ser el sustituto de la «madre de todas las guerras» que él anunciaba y que no sucedió.

El cerebro y actor principal del recrudecimiento del terrorismo iraquí­ sin duda es el Saudí­ Osama Bin Laden o alguno de sus lugartenientes, todos vinculados con Al-Qaeda. Bin Laden viene a ser para los Estados Unidos de América luchando por el enclave estratégico del petróleo lo que en cierto momento de la historia fue para el Imperio británico el Canal de Suez a finales del siglo XIX cuando en el Sudán los «derviches» (hombres pobres o mendigantes), de Mohammed Ahmed que se hací­a llamar el Mahdi que traducido significa el Enviado o Mesí­as, poní­a en peligro aquel enclave de 168 km de largo para el paso de su flota a la India.

La Gran Bretaña obtuvo acciones del Canal de Suez vendidas por el Kedive de Egipto que pasó a ser protegido de la Reina Victoria y Egipto un paí­s semiocupado; el Canal era tan importante para Gran Bretaña como hoy el petróleo de la Pení­nsula y la lucha antiterrorista para los Estados Unidos.

Una rebelión estalló en el Sudán bajo administración egipcia comandada por el Mahdi y la rebelión iba dirigida contra los enemigos de la fe musulmana, Londres ayudaba al Kedive a evacuar a los egipcios ante la amenaza de una masacre, aunque no querí­an intervenir directamente en la lucha pero en ese momento fue asignado el general Charles Edward Gordon un hombre fuera de serie y lo presupuesto cambió. Soldado misionero, Gordon habí­a luchado en todos los rincones del mundo sometiéndose siempre a lo que él creí­a era la voluntad de Dios, era hombre de una gran experiencia con una personalidad imponente, habí­a comandado la lucha en la China contra la insurrección de los Tai-Ting y fue antes Gobernador del Sudán actuando con éxito contra los traficantes de esclavos. Gordon era un hombre que invocaba al profeta Isaí­as en sus horas difí­ciles, era obstinado y no escuchaba fácilmente a un simple mortal. Remitió un telegrama a su Gobierno «para que Egipto pueda vivir en paz es preciso aniquilar al Mahdi».

Ante los ojos del mundo el asedio de Kartoum principió dos semanas más tarde. El ejército del Mahdi ocupaba las orillas del Nilo. El cable telegráfico fue cortado y Gordon quedó aislado. Pasadas las semanas Gordon estaba decidido a no rendirse y sintió la amargura y decepción como lo describe en su diario. Entre tanto la Reina Victoria envió refuerzos pero era muy tarde cuando llegaron a Kartoum el 28 de enero de 1885 con solamente dos dí­as de retraso. El cuartel de Gordon habí­a sido asaltado y su tropa masacrada. Florence Nightingale observó una vez que Inglaterra engendraba grandes hombres y luego los abandonaba a su suerte igual sucedió con el doctor Livingstone en el ífrica Central. Gordon habí­a escrito en su diario el ocho de noviembre «si se aprobó enviar una expedición porqué no haberlo hecho antes».

Conozco la versión final de Lord Elton biógrafo de Gordon y una pintura a propósito de ese final. Dice Elton: Dentro del Cuartel General los derviches se abalanzaron a la escalera que conducí­a a la habitación de Gordon. El General salió impecable con su uniforme blanco como si fuera a una Parada Militar en Sandhurst y permaneció en lo alto de la escalera apoyando la mano izquierda en la guarnición de su espada en una actitud suya muy caracterí­stica. El primer derviche que llegó le clavó su lanza en el pecho y Gordon no hizo ningún ademán por defenderse, cayó hacia delante. Empezaba a amanecer.

Tuve que dejar de pensar en el general Charles Gordon volver a la realidad de hoy, lo de Gordon pasó hace ciento veintiún años y lo de Irak es hoy, son paí­ses cercanos con dirigentes nativos que han mostrado grandes similitudes y que en su momento ponen al mundo en vilo. Osama Bin Laden y Mahdi son ambos lí­deres religiosos y han demostrado sangre frí­a y un fanatismo a toda prueba, son hombres que no están dispuestos a rendirse.

Las coincidencias en las distintas guerras del mundo se repiten una y otra vez, personajes obstinados, otros fanáticos creen cumplir con su deber o luchar por aquello que les ha sido encomendado el punto importante en medio de todo es saber si en aquello por lo que se lucha existe un concepto ético que pudiera si no mitigar al menos justificar el dolor de la guerra.

Nota: El Mahdi fue derrotado y muerto en 1889. De Osama Bin Laden no se sabe nada desde hace más de un año, algunos lo creen muerto otros aseguran que no, pero lo cierto es que ha colaborado a trastornar un poco más el mundo, sin embargo nadie podrá negar su convicción. El general Charles Gordon está enterrado en la Catedral de Westminster.