Coincidencias en el arte: El Azar como concepto del montaje de una exposición


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Hasta finales de abril en Arte Centro Cultural Graciela Andrade de Paiz permanecerá abierta al público la exposición titulada “Por Azar, Coincidencias en el Arte” con la cual El Azar Cultural, una agenda mensual de actividades artísticas y culturales, celebra su VI Aniversario y el V de la institución que alberga esta cálida selección de obras que en su momento fueron protagonistas de alguno de los eventos que se anunciaron y promovieron en las páginas de El Azar.

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POR JUAN B. JUÁREZ

Medio centenar de obras (entre pinturas, esculturas, fotografías, dibujos, libros y otros objetos), la calidez no rige, sin embargo, sólo en la selección de las obras: también se percibe en la forma de exponerlas, de manera que se muestren con naturalidad en el lugar que ocupan, y se siente, sobre todo, en la concepción del espacio, más que espacio atmósfera, que las reúne como un todo.  Unos 36 nombres significativos y -algunos- entrañables, la exposición, sin embargo, no cuenta como colectiva pues en el fondo percibimos que tiene un protagonista, un autor: El azar, la publicación, que juega con el azar, el concepto,  que según Borges, rige en el universo, en la vida de los hombres y -por qué no- en el orden aparentemente fortuito de esta exposición.

El folleto de la muestra, con características similares a El Azar Cultural, es una especie de memoria de labores de la singular guía, con respecto a la cual (a la memoria, se entiende), el espacio de la exposición y los objetos que contiene resulta ser una objetivación, o por lo menos una metáfora: una memoria viva que se ha llenado con los acontecimientos que el azar de la vida y de la historia le ha deparado; una memoria que ahora valida recuerdos y rememoraciones suscitados por la emotividad y el azar.

Entre la lógica de las leyes naturales que determinan el orden monótono y previsible del mundo y la lógica del destino que se manifiesta al final como tragedia o como comedia, la no menos rigurosa lógica del azar (que está atrás de lo que más que imprevisible y fortuito es sorpresivo y paradójico) introduce en la vida cotidiana vagas y afectivas percepciones de libertad, de poder, de juego y de alegría que, más que confundir al intelecto y desafiar la inexorabilidad del destino, los aligeran de rutinas y solemnidades ya demasiado abrumadoras.

De manera pues que las “coincidencias en el arte”, suscitadas por el azar, recogidas, ordenadas y mostradas en el espacio de esta exposición, introducen en nuestra manera habitual y protocolaria de ver el arte esos chispazos de libertad, de poder y de juego que se traducen en sorpresas, paradojas y, finalmente, en alegría.  Es el azar como concepto el que determina la dinámica de esa muestra y la sitúa en el espacio cálido de la dimensión humana.

Las obras que se reúnen en ese espacio cálido que es metáfora de la memoria del El Azar Cultural, no está allí para ser admiradas sino para ser encontradas sorpresivamente, tal el objetivo del montaje, de la museografía.  De allí que una vez frente a ellas (o ellas frente a uno), súbitamente,  la relación que se establece es de reconocimiento y de familiaridad, de callado afecto, de reencuentro íntimo dictado por el azar que pone un breve brillo de alegría auténtica en los ojos del espectador.

Alegrías que el Azar Cultural nos anuncia con brevedad mes a mes; brevedad que en el caso de las Coincidencias en el arte se prolongará hasta el 30 de abril en Arte Centro Cultural Graciela Andrade de Paiz: 9ª. calle 8-44, zona 1, Centro Histórico (entrada libre de lunes a viernes).