
La lucha contra el calentamiento global y la protección del medio ambiente se muestran como prioridades para los candidatos a las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2008, quienes incluyeron ambas en sus programas.
Si durante las anteriores elecciones el tema fue abordado de manera más bien superficial, los nuevos aspirantes a la Casa Blanca han colocado como uno de sus blancos el balance negativo en materia ambiental de su país, uno de los que más poluciona el planeta.
«No hay duda de que los problemas de la energía y el calentamiento climático son tomados en cuenta en mayor medida por los candidatos actuales que por los pasados», indicó Navin Nayak, especialista en temas ambientales del grupo de presión verde League of Conservation Voters.
Desde las elecciones en las que salió derrotado frente a George W. Bush en 2000, el ex vicepresidente Al Gore se ha transformado en el líder de los asuntos ecológicos en Estados Unidos.
«Sé que parece un objetivo poco realista hoy en día -Gore declaró recientemente en la radio pública nacional- pero apuesto a que en las elecciones de 2008 será la prioridad número uno para los partidos».
Los sondeos confirman que los estadounidenses son actualmente más favorables a una acción gubernamental sobre cuestiones ambientales.
Una encuesta de Pew Research Center de hace unos meses muestra que 55% de los norteamericanos quiere que su gobierno actúe sobre las emisiones de gas con efecto invernadero, con 48% de demócratas que lo considera una prioridad contra 23% de republicanos.
El instituto Gallup por su parte indicó en abril que 65% de los estadounidenses quiere que su gobierno realice investigaciones sobre nuevas fuentes de energía, mientras que 60% está de acuerdo en que los edificios públicos usen energías renovables.
Pero las cifras caen por debajo del 50% con la pregunta sobre su posición si estas medidas implican un costo financiero, como cobros adicionales en facturas o la prohibición de ciertos modelos de vehículos que consumen mucho combustible.
Pero, estimó Nayak, la inacción será más costosa a largo plazo. «La cuenta regresiva comenzó y si el próximo presidente no hace de esto una prioridad, veremos consecuencias muy, muy graves para el planeta», predijo.
Catástrofes naturales recientes como el huracán Katrina, que destruyó Nueva Orleans en 2005, contribuyó a sensibilizar a los estadounidenses así como el documental de Al Gore sobre el calentamiento climático, «Una verdad incómoda», que ganó el Oscar este año.
Las vertiginosas alzas de los precios del combustible igualmente sonaron las alarmas en los consumidores e incitaron a nuevas reflexiones sobre la política energética del país.
En California (oeste), el gobernador republicano Arnold Schwarzenegger firmó una ley histórica para convertir a este estado en el primero en Estados Unidos en controlar las emisiones de gases con efecto invernadero de los automóviles.
El candidato demócrata y ex senador John Edwards resumió su lista de prioridades en su sitio web de campaña: «Irak, cobertura de salud, calentamiento climático, pobreza».
En concordancia con los tiempos, el presidente George W. Bush, siempre reacio a tomar medidas restrictivas en materia de gases con efecto invernadero, propuso el jueves nuevas negociaciones con las grandes economías mundiales para fija un «objetivo global a largo plazo» de lucha contra el calentamiento climático y la reducción de emisiones tras 2012.