El secuestro y asesinato de un adolescente hijo de una familia acaudalada seguido de la detención de policías sospechosos del crimen, propició un clamor que llevó al presidente conservador Felipe Calderón a pedir al Congreso que retome un proyecto para endurecer las penas contra secuestradores.
El cuerpo del adolescente Fernando Martí, de 14 años, hijo de uno de los ex propietarios de la cadena más grande de tiendas de deportes en México, secuestrado a finales de junio, fue encontrado el viernes pasado en un carro.
Un comandante en jefe de la policía judicial de la Ciudad de México y dos policías fueron detenidos por considerárselos sospechosos por el caso que ha desatado una ola de conmoción, similar a la que hace cuatro años originó marchas en reclamo de mayor seguridad en las que participaron centenares de miles de personas.
Los policías forman parte presuntamente de una banda compuesta por uniformados corruptos llamada «La flor».
En una primera reacción, Calderón y el alcalde de izquierda de la capital mexicana Marcelo Ebrard se tiraban la pelota sobre el asunto.