El presidente ruso Vladimir Putin se reunió hoy con Abdalá II de Jordania, en el último día de una gira oficial en Oriente Medio precedida por sus acusaciones en contra de la política de Washington.
Putin, que llegó el lunes por la noche a Amán después de una visita a Arabia Saudita y una breve escala en Qatar, se reúne el martes por la mañana en el Palacio Basman con el rey de Jordania, antes de su encuentro en el aeropuerto con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abas.
El presidente ruso y el rey jordano tienen previsto evocar las crisis en Oriente Medio, principalmente el conflicto palestino-israelí, y firmar acuerdos bilaterales.
También trata de «favorecer las inversiones» entre ambos países, sobre todo gracias a la creación de una cámara de comercio ruso-jordana.
Posteriormente, ambos dirigentes se congregarán en torno a la tumba del difunto rey Hussein, para luego dirigirse al valle de Wadi Kharrar (Betania, en los Evangelios), en la ribera este del Jordán, donde Cristo fue bautizado por su primo Juan el Bautista, según Jordania.
Esta primera visita a Amán de Vladimir Putin, que llegó al poder en 1999 en medio de la guerra de Chechenia, tiene un carácter particular, al considerar a la diáspora chechena del siglo XIX que vive en Jordania.
El presidente ruso vino acompañado de numerosos dirigentes de repúblicas musulmanas del Cáucaso ruso, pero no por el presidente checheno.
Putin, que se esfuerza para que su país vuelva a desempeñar un papel influyente en la escena internacional después de un largo eclipse tras las desaparición de la URSS, busca compensar la influencia norteamericana en la región.
Antes de comenzar su visita, había criticado severamente la política exterior de Estados Unidos, acusando a este país de «sobrepasar sus fronteras nacionales en todos los aspectos» y de crear una situación en el mundo en la que «ya nadie se siente seguro».
Si la influencia del Kremlim es particularmente notable entre sus aliados, sobre todo en Siria e Irán, Vladimir Putin se beneficia de dispositivos diplomáticos inherentes a su situación de miembro permanente del Consejo de seguridad de la ONU y de miembro del Cuarteto de Oriente Próximo, con Estados Unidos, la Unión Europea y la ONU.
En Doha, capital de Qatar, los líderes ruso y qatarí insistieron en la importancia de la coordinación entre los países productores de gas, mientras que postergaron para abril el análisis de un posible «cartel del gas», inspirado del modelo de la OPEP y que preocupa a los Europeos.
En Arabia Saudita, Putin propuso a los saudíes cooperar en materia nuclear y se comprometió a consolidar las relaciones entre Moscú y el mundo islámico.