Cinco lecciones del golpe hondureño. Insumos para las almas en agoní­a.


Micheletti y la oligarquí­a hondureña se encuentran en jaque.  Los demonios han salido y no les queda ahora (no puedan hacer otra cosa) sino negociar para lograr una salida digna.  Después, cabizbajos y frustrados, tendrán que meditar sus acciones y emprender la vida con nuevos propósitos (entre enemigos nunca hay paz).  Ya presentarán batallas y tratarán de alcanzar el poder a como dé lugar.

Eduardo Blandón

            Lección No. 1.  Los golpes de Estado están prohibidos.  Solo a unos polí­ticos descuidados (para ponerlo en buenos términos) se les puede ocurrir en pleno siglo XXI alcanzar el poder sacando a la fuerza al Presidente elegido democráticamente.  Los jovenzuelos dí­scolos deben recordarse que la sensibilidad ha cambiado y la comunidad internacional parece no estar dispuesta a tolerar conspiraciones militares, empresariales y polí­ticas.

            Lección No. 2.  No trates de tomar el pelo a la comunidad internacional, a los medios ni a los ciudadanos de otras partes del mundo.  Si bien es cierto los polí­ticos son expertos en el arte del «baboseo casero» o doméstico, es demasiado ambicioso creer que el mundo está plagado de ingenuos.  Vamos al grano.  No puedes esconder mediante palabras, a través de equilibrismos sofí­sticos y, por tanto, pseudo racionales, la realidad: en Honduras se cometió un burdo golpe de Estado.

            Lección No. 3.  No trates de hipostasiar la realidad.  Esto quizá suene difí­cil, pero no lo es.  El consejo se dirige a no insistir en que el golpe de Estado fue cometido por la población indignada contra el Presidente defenestrado.  No es la población, ni la ciudadaní­a la que se comportó de manera poco civilizada, sino los polí­ticos, los militares y los empresarios preocupados por intereses más personales que sociales.  Piénselo bien, usted (señor rico y empresario) no es el pueblo hondureño.

            Lección No. 4.  Luego de cometer un error, lo más sensato es la corrección.  Las cosas no tení­an que llegar hasta donde han llegado.  La persona inteligente reconoce pronto sus fallas y corrige el rumbo, pero claro, comprendo que si los polí­ticos fueron bastante «descuidados» para dar el golpe, no lo pueden ser menos para enmendarlo.  A futuro, sin embargo, pueden ser más cautelosos y diligentes.

            Lección No. 5.  No se envalentonen porque la Iglesia los apoye.  En realidad lo primero que deben meditar es en la autenticidad del supuesto apoyo, en su caso creo (si no me equivoco) sólo tuvieron un fan: el Cardenal Rodrí­guez.  Recuerden que esa institución está hecha de gente medianamente pensante y acostumbrada a la metanoia, la conversión y el cambio de mentalidad.  Por consiguiente, corregir el rumbo y darse la vuelta es lo más común en el cristianismo.  No se fí­en nunca entonces de gente que tiene prohibida la obstinación.

            Si toman en cuenta estos insumos es posible que lleguen al poder pronto, sin tanto Calvario como el de ahora.  Recuérdenlo una vez más, eso sí­ conviene repetirlo, golpes de Estado, nunca más.