Cinco años de secuestro


Liberación. Un hombre camina en una calle de Bogotá, Colombia, frente a un afiche que pide la liberación de Ingrid Betancourt, secuestrada por la guerrilla desde 2002.

Los principales responsables del secuestro de Ingrid Betancourt, en manos de las FARC desde hace cinco años, son el presidente colombiano y el gobierno francés, que no demostró voluntad polí­tica en favor de su liberación, denunciaron hoy en Parí­s el ex marido de la dirigente y sus dos hijos.


Melanie, la hija de Ingrid Betancourt, volvió a denunciar en una rueda de prensa al gobierno francés por su falta de voluntad polí­tica, sobre todo para rechazar las manipulaciones del presidente colombiano, ílvaro Uribe.

Ilustrando sus propósitos, el padre de los dos hijos de la rehén, el francés Fabrice Delloye, señaló que en julio de 2003 Uribe comunicó falsas informaciones de un supuesto ex guerrillero en el sentido de que Ingrid Betancourt serí­a liberada por encontrarse gravemente enferma.

Astrid, hermana de Ingrid Betancourt, viajó al sur de Colombia para recibirla y el gobierno francés envió un avión para trasladar a la rehén, según relató Delloye.

Tratándose de una manipulación de Uribe, todo terminó en un fiasco en el que apareció implicado el gobierno francés, y que pudo haber provocado incluso una crisis polí­tica en Parí­s.

Desde entonces, el caso Betancourt fue «congelado» por las autoridades francesas, pero sin que hubiese una reacción de éstas a la actitud agraviante del mandatario colombiano, según el ex marido de Ingrid Betancourt.

«Â¿Por qué el gobierno francés no ha solicitado a Estados Unidos para que presione a Uribe, único presidente fascista de Latinoamérica » y protegido del presidente Bush?», se interrogó Delloye.

Por su parte, Melanie denunció la voluntad del presidente colombiano de recurrir a la fuerza, «sabiendo por cierto que una operación militar culminará necesariamente en la ejecución de los rehenes y en un baño de sangre».

La opción de la operación militar no tiene otra posibilidad que recuperar los cadáveres de los rehenes, insistió la joven.

Mostrando lo absurdo de esta alternativa, Melanie recordó que ni siquiera Estados Unidos la hubiese utilizado, a pesar de todos sus recursos materiales y militares y del hecho que tres de los rehenes son ciudadanos norteamericanos.

Refiriéndose a los rumores vehiculados también por el mandatario colombiano en el sentido de que Ingrid Betancourt habrí­a sido llevada fuera de Colombia, Melanie dijo no saber absolutamente nada del paradero de su madre.

«No sabemos si está viva o no» y tampoco su paradero, dijo Melanie. «Todo es posible», añadió, recordando la permeabilidad de las fronteras y que las FARC tienen bases en la frontera con Perú, Ecuador y Brasil.

Consultada sobre cómo imaginaba será la vida cuando su madre vuelva junto a los suyos, Melanie reconoció que al cabo de cinco años es difí­cil imaginarse lo cotidiano.

Pero refiriéndose al ultimo contacto con su madre, a través de ví­deo, en agosto de 2003, Melanie dijo que viendo allí­ a una mujer extremadamente valiente, completamente libre en su espí­ritu, «sabemos que nuestro futuro de nuevo junto a ella será el de su lucha contra la guerra, la corrupción y por el bienestar de su paí­s».

Ex guerrillero vio a rehén.

Un ex guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) declaró que habí­a visto a la rehén Ingrid Betancourt, secuestrada hace cinco años, en cuatro campamentos diferentes entre 2002 y 2004, en una entrevista publicada por la emisora privada francesa RTL.

La última prueba de que la polí­tica franco-colombiana, ex candidata ecologista a la elección presidencial colombiana, estaba con vida data del 30 de agosto de 2003, cuando se difundió un video filmado por sus secuestradores.

El guerrillero, presentado únicamente como «Rafa», recuerda haber visto llegar a Ingrid Betancourt pocos dí­as después de su secuestro el 23 de febrero 2002 a la jungla «en un vehí­culo de color oscuro, con otros prisioneros».

«Ella bajó y los guerrilleros la llevaron para que hablara con los dirigentes, entre ellos el gran Simón Trinidad, todos los grandes jefes estaban ahí­», contó.

Ingrid Betancourt comenzó luego a ser desplazada cada tres o cuatro meses, muchas veces en vehí­culos, vestida como una guerrillera, según el testimonio de este ex miembro de las FARC.