«Cielos abiertos»


Unión Europea aprobó un acuerdo que revoluciona el tráfico aéreo entre Europa y Estados Unidos.

Los ministros europeos de Transporte aprobaron hoy en Bruselas el histórico acuerdo «Cielos abiertos» de liberalización del tráfico aéreo con Estados Unidos, que deberí­a dar lugar a una reducción de los precios de los billetes y un aumento del 50% en cinco años del número de pasajeros.


El acuerdo permitirá a compañí­as de ambas partes operar con libertad en ciudades del otro lado del Atlántico y entrará en vigor el 30 de marzo de 2008, una postergación de cinco meses respecto del plazo original del 28 de octubre próximo, según las conclusiones adoptadas por los ministros de los 27.

La postergación fue propuesta por los británicos, que amenazaban con un veto en caso de no obtener una derogación especial para el aeropuerto londinense de Heathrow, señaló el ministro de Transporte alemán, Wolfgang Tiefensee, cuyo paí­s ejerce la presidencia de la UE.

Gran Bretaña no querí­a que la liberalización perjudicase a Heathrow, que debe abrir una quinta terminal en mayo de 2008 y por donde pasa cerca del 40% del tráfico transatlántico a través de dos compañí­as británicas (British Airways y Virgin Atlantic) y dos norteamericanas (United Airlines y American Airlines).

«Estoy feliz de haber logrado hacer aterrizar el avión con todos los pasajeros a bordo», celebró el comisario europeo de Transporte, el francés Jacques Barrot, quien eligió «hablar excepcionalmente en inglés», una señal clara de su satisfacción por haber logrado desbloquear las reservas británicas.

«Este acuerdo es bueno para todo el mundo, para los pasajeros, para las compañí­as, para la Unión Europea, para Estados Unidos y para el conjunto de la economí­a europea», agregó.

Los vuelos entre la UE y Estados Unidos abarcan el 60% del tráfico aéreo internacional y están enmarcados en muchos casos por acuerdos juzgados ilegales por la Corte Europea de Justicia, que quedarán anulados de facto a partir del 30 de marzo de 2008.

Según Barrot, el nuevo acuerdo, que será firmado oficialmente el 30 de abril en una reunión UE-EE.UU. en Washington, permitirá que el número de pasajeros entre uno y otro lado del Atlántico pase de 50 a 75 millones en un lapso de cinco años.

«Evidentemente para lograr ese aumento, el transporte aéreo ofrecerá tarifas más atractivas para los europeos y los norteamericanos», dijo.

La Comisión Europea estima que permitirá además la creación de 80.000 nuevos empleos.

Para Barrot, este paso histórico deberá posibilitar a las compañí­as europeas «estrategias comerciales mucho más eficaces» en los vuelos transatlánticos, a partir de una libre elección de destinos y enlaces.

Además, deberí­a tener un «efecto de consolidación» del sector del transporte aéreo, a partir de la ampliación de la competencia del ámbito europeo al ámbito transatlántico.

Pero para sus detractores, el nuevo acuerdo global que costó cuatro años de ásperas negociaciones es desequilibrado en favor de Estados Unidos.

El principal problema es la cuestión de la propiedad de las aerolí­neas, sobre la cual Estados Unidos continuará limitando con dureza la participación de grupos europeos.

Otra cuestión es el impedimento para los europeos de implantarse en el mercado de los vuelos internos en Estados Unidos.

Por ello, y de cara a la segunda fase de negociaciones para lograr una liberalización completa, los 27 aceptaron una propuesta británica para establecer una cláusula de «suspensión automática» de ciertas partes del acuerdo en caso de no lograr un compromiso dos años y medio después de su entrada en vigor.

Revolución

El acuerdo «Cielos abiertos» permitirá a las compañí­as aéreas europeas y norteamericanas organizar con total libertad sus enlaces transatlánticos, revolucionando el sistema bilateral entre paí­ses que existe hasta el momento, aunque persistirán restricciones sobre la propiedad de las aerolí­neas o los enlaces internos.

Los vuelos entre la UE y Estados Unidos abarcan el 60% del tráfico aéreo internacional y la Comisión Europea estima que el nuevo acuerdo generará más de 25 millones de pasajeros adicionales en los próximos cinco años, así­ como la creación de 80.000 nuevos empleos.

El acuerdo, cuya firma oficial tendrá lugar en una reunión UE-EE.UU. el próximo 30 de abril en Washington, prevé una segunda fase de negociaciones para alcanzar un mayor equilibrio.

Estas son las principales reglas que va a regir el tráfico aéreo entre la UE y Estados Unidos a partir del momento de su entrada en vigor, prevista finalmente para el 30 de mayo de 2008:

– Fin de la discriminación entre compañí­as norteamericanas y europeas sobre sus enlaces transatlánticos, con lo cual sus aviones tendrán derecho a despegar y aterrizar en las ciudades que elijan.

De este modo quedan anulados de facto 21 acuerdo bilaterales, algunos de ellos muy restrictivos, negociados con el correr de los años entre paí­ses de la UE y Estados Unidos y juzgados ilegales por la Corte Europea de Justicia (CEJ).

Según esos acuerdos, las compañí­as europeas sólo podí­an efectuar hasta el momento enlaces directos hacia Estados Unidos desde su paí­s de origen, y seis Estados miembros del bloque, al no tener instrumento legal alguno, no disponí­an de ninguna conexión transatlántica directa.

– Las inversionistas europeos podrán controlar más del 50% del capital total de una compañí­a aérea norteamericana, aunque no podrán tener más del 25% de las acciones con derechos de voto, lo que les impedirá influir en las elecciones estratégicas de una compañí­a norteamericana.

Los 27 paí­ses de la UE se reservaron el derecho de aplicar el mismo techo del 25% a los inversores norteamericanos en el mercado europeo, en lugar del 49% pemitido actualmente.

Sin embargo, aporta otros avances para los inversionistas, ya que permite a las compañí­as europeas que vuelen hacia Estados Unidos beneficiarse con capitales de paí­ses terceros.

Además, permite a compañí­as de Suiza, Liechtenstein y algunos paí­ses de Africa que negociaron acuerdos «Cielos abiertos» con Estados Unidos no perder sus derechos de vuelo si pasan por el control europeo.

– Las compañí­as europeas continuarán sin poder operar vuelos internos entre ciudades norteamericanas. En cambio, las compañí­as norteamericanas podrán unir ciudades de la Unión Europea, aunque no de un mismo paí­s.