Chrysler: nuevamente en quiebra


Una bandera estadounidense ondea bajo un letrero de Chrysler en Miami, Florida.

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<p>La declaración de quiebra del fabricante de automóviles estadounidense Chrysler marca una nueva etapa en el largo declive de este pionero en el sector que acumuló errores industriales y reveses financieros, y finalmente hoy se encuentra en la misma difí­cil situación que hace 30 años.</p>
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En 1979, Chrysler ya habí­a sido salvada por garantí­as públicas sobre su deuda, que fueron objeto de una ley votada por el Congreso.

El apoyo federal y el lanzamiento de modelos innovadores permitieron entonces la recuperación de Chrysler, cuyos grandes vehí­culos sufrieron con las crisis petroleras de 1973 y 1979 y la competencia japonesa.

En los años 1980, el grupo comienza una restructuración rigurosa, encabezada por el puño de acero de Lee Iacocca, un ex Ford. Chrysler se aboca entonces al mercado de vehí­culos más pequeños gracias a una alianza con el japonés Mitsubishi.

También se ubicó a la cabeza de los monoplazas, un concepto que inventó y que se expandió en Estados Unidos y Europa. De esta manera trató de regresar al viejo continente, donde durante un tiempo poseyó la marca Simca, a comienzo de los años 1990, con una fábrica austrí­aca donde ensamblaba el Voyager.

En 1987, Chrysler recuperó la célebre marca todo terreno Jeep, al comprar a Renault el fabricante AMC, al borde de la quiebra.

Con modelos audaces, como el deportivo Dodge Viper o la cupé descapotable Plymouth Prowler, los amantes de los motores se entusiasmaron y nuevamente dejaron de mirar tanto sus bolsillos.

En 1998, Chrysler se asocia con Daimler-Benz. Aunque la fusión fue anunciada como de igual a igual, el grupo alemán aportó 36.000 millones de dólares y tomó la dirección de las operaciones, en perjuicio de los obreros e ingenieros estadounidenses.

Plymouth, la marca de alta calidad, es supendida en 2001. Se lanzan proyectos de reducción de costos, a través de intercambio de tecnologí­as como en la cupé alemán-estadounidense Chrysler Crossfire.

Una mezcla de innovaciones como el pedal de freno regulable y el regreso de la propulsión trasera, aseguran el éxito de modelos como el Chrysler 300.

No obstante ello, la empresa perdió su dinamismo. Primero perdió su alianza con Mitsubichi, salpicado por un escándalo de defectos mecánicos disimulados. Luego, como su competidor General Motors, sus resultados poco a poco se ahogaron en costos sociales (jubilaciones y prestaciones sociales).

En 2005, el creador de la fusión Daimler-Chrysler, Jí¼rgen Schrempp, abandona el liderazgo del grupo. Su sucesor Dieter Zetsche se pronuncia a favor de un divorcio en febrero de 2007: 80,1% de Chrysler pasa al fondo de inversiones Cerberus.

La empresa, que no habí­a sentido la disparada del petróleo de 2007-2008, entra en crisis con una gama poco adaptada a la situación, 4×4 y grandes berlinas demasiado consumidoras de gasolina.

Tardí­amente se vuelca a los modelos hí­bridos, previstos para 2010. Pero en este terreno, sus dos competidores japoneses se encuentran muy adelantados.

El sector del mercado de Chrysler en Estados Unidos se ve afectado por la recesión, con ventas bajo los 100.000 vehí­culos por mes a nivel nacional a partir de setiembre de 2008. El grupo no tiene otra opción que solicitar ayuda pública.

ALIANZA Fiat-Chrysler


El presidente Barack Obama anunció una alianza entre la italiana Fiat y el gigante automotor estadounidense Chrysler, que se colocará bajo la protección de la ley de quiebra, luego del fracaso de las negociaciones para la reestructuración de su deuda.

«Me complace anunciar hoy que Chrysler y Fiat formaron una asociación que tiene una alta posibilidad de éxito», dijo Obama en una breve alocución en la Casa Blanca agregando que el acuerdo ayudará a Chrysler a salir de un rápido y «controlado» proceso de quiebra como una empresa más fuerte.