Christian Audigier, amigo de las estrellas


Christian Audigier, diseñador de moda francés.

«Aquí­, yo estoy al mismo nivel que un Tommy Hilfiger o un Ralph Lauren», afirmó el diseñador de moda francés Christian Audigier, convertido en un magnate en Hollywood gracias a la buena acogida de sus colecciones por las estrellas del entretenimiento.


Madonna, Mariah Carey, Sylvester Stallone, Britney Spears, Puff Daddy, Kanye West… son parte de la lista de los clientes «y amigos» de este hombre nacido en Avignon (sur de Francia) que todaví­a no es profeta en su tierra, a pesar de estar en Estados Unidos desde el 2000 erigiendo su imperio de trapos.

Empezó lanzando la marca «Von Dutch» y fue así­ que Audigier probó su don de rey Midas, que transforma en oro todo lo que toca. Von Dutch «fue un fenómeno mundial», explicó a la AFP el empresario de 49 años con un aire de Jean Reno, sentado en su despacho de Culver City (California, oeste).

Todo comenzó con un golpe de suerte. «Me encontré a Britney Spears en un pasillo, ella llevaba la gorra (Von Dutch), tres dí­as más tarde, me encontré a Justin Timberlake en un club nocturno y le regalé también una gorra. Tres semanas después, se separaron y aparecieron en la portada de la revista People (3,5 millones de ejemplares) con las dos gorras», contó el empresario.

Audigier retomó su independencia y lanzó en 2004 una marca inspirada en el maestro del tatuaje californiano Don Ed Hardy, «con la ayuda de las mismas estrellas, llamé a todo el mundo, envié vestidos a Madonna, Paris Hilton, Nicole Richie…».

Al principio, para acercase a los famosos y lograr que se pusieran sus creaciones, Audigier «se sirvió de una red de paparazzi, de botones de hoteles, gerentes de restaurantes, que siempre reciben un paquete «regalo» a cambio de un «datazo»: como informarle de a qué hora reservó tal o cual mesa tal o cual actriz.

Colorido a rabiar y con diseños que pueden incluir letras doradas en una ropa casual-deportiva, el estilo de Audigier responde según él a las necesidades de «una multitud de gente que tiene ganas de vestirse de manera más divertida» en Hollywood.

«Aquí­ más que en cualquier otra parte, cualquier mesonero quiere ser actor y puede serlo de la noche a la mañana, todos ellos necesitan hacerse destacar, hacerse ver», consideró el diseñador que aún hoy continúa enviando gratuitamente sus creaciones a las estrellas del espectáculo.