Estos son los primeros choques violentos desde el 9 de julio cuando centenares de personas se reagruparon cerca de la universidad de Teherán para conmemorar las manifestaciones estudiantiles de 1999.
Más de 2.000 personas, según el relato de testigos, acudieron al cementerio de Beheshte Zahra, en el sur de la capital, para conmemorar el 40º día de la muerte de las víctimas en la violenta manifestación del 20 de junio.
Unas treinta personas murieron por la represión a las manifestaciones que estallaron tras la elección, según una comisión parlamentaria. Están enterradas en este cementerio.
En el cementerio, los manifestantes cantaron consignas de apoyo a uno de los jefes de esta ola contestataria, Mir Hosein Musavi, que llegó al lugar pero no pudo acercarse al sitio donde están enterrados los manifestantes. La policía antidisturbios desplegada para la ocasión lo obligó a abandonar el lugar.
Otros manifestantes lanzaron piedras contra la policía que rodeaba a Mehdi Karubi, otro jefe de este movimiento de protesta.
Los policías usaron porras, palos y cinturones para dispersar a los que querían rendir un homenaje póstumo a las víctimas.
Varias personas fueron detenidas, dijeron testigos, entre ellos el cineasta Jafar Panahi, su mujer y su hija.
Representantes de la «Nouvelle vague» del cine iraní, Panahi fue premiado varias veces por sus películas, de los cuales la mayoría fueron censuradas en su país.
Los testigos indicaron que Musavi logró salir de su coche y emprender el camino hacia la tumba de Neda Agha Soltan, la joven que murió baleada el 20 de junio pasado, convirtiéndose en símbolo de las protestas contra el resultado de las elecciones.
Pero «no fue autorizado a recitar los versos del Corán que se dicen en estas ocasiones e inmediatamente fue rodeado por la policía antidisturbios que lo llevó hasta su coche», indicó un testigo.
Mehdi Karubi pudo quedarse en el lugar y recogerse sobre las tumbas.
«Habíamos pedido la autorización para una ceremonia silenciosa en el Gran Mosala (lugar de plegarias en Teherán) pero el ministerio de Interior lo rechazó. Pensamos entonces que el mejor lugar para hacer esto era leer el Corán en Beheshte Zahra, en la tumba de los mártires. No comprendo este despliegue policial», lanzó Karubi.
Musavi y Karubi, que reclaman la anulación de la elección presidencial por fraude y la organización de un nuevo comicio, habían convocado a una «concentración silenciosa» en el Gran Mosala en donde fueron desplegados gran cantidad de policías, según testigos.
Unas 3.000 personas acudieron al lugar este jueves por la tarde y levantaban los brazos en señal de victoria mientras que la policía intentaba dispersarlos, señalaron testigos.
Esta semana, el portavoz de la comisión parlamentaria para los temas de los prisioneros, Kazem Jalali, anunció que aun 250 personas permanecen detenidas, entre ellas 50 personalidades políticas.
El fiscal general de Irán, Ghorbanali Dori Najafabadi, había indicado el miércoles que gran parte de los centenares de prisioneros serían liberados antes del viernes.
Además de las críticas de la oposición, el presidente Ahmadinejad enfrenta los cuestionamientos de sus «amigos» conservadores que le reprochan no haber aplicado de inmediato la orden del guía supremo, el ayatolá Alí Jamenei, de alejar del cargo al recientemente nombrado vicepresidente primero, Rahim Mashaie.
Ahmadinejad será investido para un segundo mandato el 5 de agosto.