Las últimas semanas de Jacques Chirac como presidente francés están marcadas por una gran discreción, lejos de la agitada y omnipresente campaña electoral, mientras sus conciudadanos se preguntan a qué se dedicará este hombre que entregó 40 años de su vida a la política.
Desde que anunció, a mediados de marzo, que no sería candidato a la presidencia por tercera vez, el jefe de Estado francés, de 74 años, se ha ’evaporado’ de la esfera política. Apenas se le ha visto en actos oficiales y, sobre todo, ha estado completamente ausente de la campaña electoral.
Antes de desaparecer de la vida pública, Chirac anunció un tibio pero esperado apoyo a Nicolas Sarkozy, el candidato de su partido (UMP, derecha en el poder). Pero no fue más allá.
En realidad, Chirac y Sarkozy mantienen relaciones difíciles desde hace más de una década pese a pertenecer a la misma familia política. El actual presidente nunca perdonó a Sarkozy que apoyara a su rival, Edouard Balladur, en las elecciones de 1995, en las que Chirac fue proclamado jefe de Estado.
Esas desavenencias explicarían que el jefe de Estado no se haya dejado ver en un solo acto electoral del líder de la derecha, quien, por su parte, parece no molestarse demasiado por ello, ya que dejó muy claro que no se considera el ’heredero’ de Chirac y pretende gobernar de forma totalmente diferente.
Mientras los candidatos luchan por arañar los votos de los indecisos antes de la primera vuelta, el próximo domingo, Chirac parece querer dedicar sus últimas semanas como presidente a hacer planes para el futuro y a reflexionar sobre cómo cumplirá su promesa de seguir «al servicio» de los franceses de «otra manera».
Sus allegados afirman que en el palacio del Elíseo, sede de la presidencia, el clima es de mudanza. Pero mientras los colaboradores más cercanos de Chirac preparan sus maletas y la esposa del presidente, Bernadette, busca un apartamento para la pareja, el jefe de Estado sigue trabajando al mismo ritmo de siempre, como si nada ocurriera.
Según estas fuentes, Chirac se estaría planteando crear una fundación en favor del diálogo entre culturas, la solidaridad y la ecología.
Por el momento, el presidente no ha tomado ninguna decisión, porque «todavía no se ha entrado en la fase post-mandato», afirmó un cercano colaborador.
En cualquier caso, Chirac se inclina por dedicarse a una fundación o asociación que se encargue de aunar fondos y recabar apoyos en favor del diálogo entre culturas, el desarrollo sostenible, la solidaridad con Africa y la defensa del medio ambiente, según estas fuentes.
El mandato de Chirac finaliza el 16 de mayo, diez días después de la segunda vuelta de las elecciones.
Un mes después, Chirac perderá su inmunidad penal que le proporciona su estatuto de presidente, por lo que podría ser convocado por la justicia para rendir cuentas, entre otros, sobre un escándalo de empleos ficticios durante su época como alcalde de París (1977-1995).
Sin embargo, según el semanario satírico francés Le Canard Enchainé, el presidente habría llegado a un acuerdo secreto con Sarkozy para evitar acabar dando explicaciones ante los tribunales.
La publicación aseguró la semana pasada que el respaldo del jefe de Estado al candidato de la derecha no fue gratuito: «A cambio del apoyo de Chirac a su candidatura, Sarkozy se comprometió a evitar al presidente saliente cualquier complicación judicial si gana las elecciones».
Las acusaciones fueron consideradas «sin fundamento» por el Elíseo, y calificadas de «grotescas» por Sarkozy.