Chiquimula de Celada, Chiquimula de la Costa o Chiquimula cerca de Guazacapán
Del ensayo histórico «Las tres Chiquimulas de la í‰poca Colonial», inédito
Al ilustre facultativo, Dr. Juan Carlos Mena
Dentro de la primigenia e incipiente organización político-administrativa de la provincia de Guatemala nos encontramos con tres poblaciones denominadas Chiquimula: Chiquimula de la Sierra, en la linde de la gobernación de Honduras, a cargo entonces del adelantado don Francisco de Montejo; Chiquimula de Zelada, de la Costa, cerca de Guazacapán o Chiquimula; y la Chiquimula del partido de Totonicapán, puesta después bajo la advocación de Santa María, por ello más conocida por Santa María Chiquimula. Estas tres Chiquimulas fueron pueblos importantes dentro de la estructura político-administrativa de la provincia de Guatemala durante la segunda mitad del siglo XVI.
No se crea, por esta circunstancia, que fueron pueblos fundados por los españoles, aunque sirvieron, en muchos casos, como centro de reducciones, de las cuales se conservan testimonios documentales en autos acordados o reales cédulas libradas por Su Majestad.
Tratábase de núcleos poblacionales prehispánicos, probablemente anteriores a las corrientes migratorias nahoas, cuya presencia a lo largo y ancho de Mesoamérica, quedan importantes testimonios arqueológicos. De lo que sí estoy seguro, es que el toponímico «Chiquimula» es de origen náhuatl, sin dar mayor crédito a la opinión, bastante generalizada por cierto, de que fueron los indígenas aztecas y tlaxcaltecas que acompañaron a Alvarado en su itinerario de conquista de más de cuatrocientas leguas, los que dieron estos nombres a los pueblos que los llevan, pues en las propias crónicas de la conquista y títulos indígenas, se refieren a ellos como si ya los hubiesen tenido desde muchos siglos atrás, lo que demuestra que las corrientes mexicas fueron anteriores a los millares de mexicanos que acompañaron a Alvarado en aquella histórica jornada de conquista.
Voy a referirme a continuación a una de las Chiquimulas ya mencionadas o sea a la «Chiquimula de Zelada», «Chiquimula de la Costa», Chiquimula próxima a Guazacapán o Chiquimulilla, a la que se le dio este último nombre en la segunda mitad del siglo XVIII, después de haberse llamado durante los siglos XVI, XVII y XVIII con los nombres de Chiquimula de Zelada, Chiquimula de la Costa o cerca de Guazacapán. La razón por la cual tuvo que agregar a su nombre primitivo algún vocablo o sufijación que la distinguiese de las otras Chiquimulas del Reino de Guatemala, fueron las frecuentes confusiones en que los viajeros, comerciantes y aún las autoridades incurrían, lo cual causaba no pocos problemas a estas personas y a los vecinos de estas poblaciones. Infortunadamente se desconocen los nombres prehispánicos que todas estas poblaciones tuvieron y que con el desplazamiento de las corrientes mexicanas, desde tiempos inmemoriales, éstos fueron cambiando, sin que esto signifique o niegue la posibilidad de que los indios mexicanos que acompañaron a los conquistadores cambiaran algunos nombres a través de su largo itinerario de conquista. Lo que sí debe tomarse muy en cuenta en el cambio de nombre de la Chiquimula de Zelada (1) fue el desarrollo del comercio interprovincias, pues a medida que el proceso de colonización se afirmaba, los viajeros y comerciantes tuvieron necesidad de distinguir a los pueblos que llevaban el mismo nombre, sobre todo cuando estaban próximos y se exigía una residencia fija en las transacciones comerciales.
Esta otra Chiquimula se encontraba en la parte sur del partido de Guazacapán ?que poco después fuera la cabecera del corregimiento del mismo nombre?, de cuya existencia se encuentra interesante información en la Recordación Florida del cronista Fuentes y Guzmán, al relatar la conquista de Yzquintepeque y Guazacapán (2).
Empero la más antigua referencia a este pueblo, también llamado Chiquimula de Zelada, se encuentra en el Libro de Tasaciones de Tributos de 1548/49, en cuya partida de tasación de tributos se le identificaba incuestionablemente, por cuya razón las transcribimos íntegramente:
«En la ciudad de Santiago de la Provincia de Guatemala a 26 días del mes de abril, año del nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo de 1549 años, por los señores Presidente y Oidores de la Audiencia y Chancillería Real de Su Majestad, que en dicha ciudad reside, fue tasado el pueblo de Chiquimula que es junto a Guazacapán, en los términos y jurisdicción de esta dicha ciudad y está encomendado a Juan de Celada, vecino de ella. Mandóse a los naturales del dicho pueblo que hagan en cada un año una sementera de maíz de cuatro hanegas y una de frijol y lo beneficien, cojan y encierren en el dicho pueblo y le den en cada un año 250 jiquipiles de cacao puestos en el dicho pueblo, la mitad por San Juan y la otra mitad por Navidad (3), y seis docenas de gallinas de Castilla y tres indios ordinarios de servicio en la estancia que el dicho encomendero tiene junto al dicho pueblo, con que les dé de comer el dicho tiempo que le sirvieren y enseñe la doctrina cristiana. No han de dar otra cosa ni se les ha de llevar á los dichos indios por ninguna villa que sea y conmuten cosa de un tributo a otro, so la pena contenida en las leyes y ordenanzas por su Majestad hechas para la buena Gobernación de las Indias. El licenciado Cerrato. El licenciado Pedro Ramírez.»(4)
Este segundo pueblo llamado Chiquimula se encontraba cerca de Guazacapán, en los términos de la ciudad de Guatemala, mejor dicho del Corregimiento del Valle, que era el único que por entonces estaba más o menos organizado, puesto que los otros corregimientos son posteriores a 1550 (5). El pueblo de Chiquimula cerca de Guazacapán se encontraba encomendando a Juan Zelada (6), quien, como la propia partida de tasación de tributos lo expresa, residía en la estancia que había levantado cerca de dicha población. Debe haberse tratado de algún conquistador de aquella región o pariente suyo, o talvez de alguno de los primeros colonizadores de dicho lugar, conocido en sus primeros tiempos con el nombre de «Chiquimula de Zelada», por haber estado encomendado a este personaje.
Los tributos de Chiquimula de Zelada no varían sustancialmente de los de aquella otra Chiquimula que se encontraba confinante con la gobernación de Honduras, a cargo del Adelantado don Francisco de Montejo: el maíz, el frijol y el cacao fueron los productos agrícolas de casi todos los pueblos de la región, de lo que poco después fueron los corregimientos de Chiquimula y Guazacapán, al que luego perteneció el pueblo de Chiquimula de Zelada. Extraña, sin embargo, una cosa, y es la de que Chiquimula, allá en la linde de Honduras, se le haya obligado a tributar en pescado, cuando los peces eran más abundantes en los ríos, lagunas, lagunetas y zanjones de la costa de la Mar del Sur. Empero las partidas de tasación de tributos no fueron permanentes, sino sujetas a constantes mutaciones en consideración al número de los tributarios y de los productos señalados para el pago de los mismos.
¿Hasta cuándo dejó de llamarse este pueblo Chiquimula de Zelada? Es evidente que después de la muerte de su encomendero, que probablemente ocurrió a fines del siglo XVI o principios del XVII, cualquiera que haya sido el destino de esta encomienda, la influencia de don Juan de Zelada debe haber disminuido considerablemente hasta desaparecer algún tiempo después. Igual cosa debe haber sucedido con el nombre de Chiquimula de Zelada, pues ya en el último cuarto del siglo XVI había sido sustituido por el de «Chiquimula de la Costa», como lo prueban los documentos de aquella época relacionados con esta población.
Valga para el caso, el ejemplo siguiente: El 21 de enero de 1579, se presentó ante la Real Audiencia don Cristóbal de Cepeda, «Cura e Vicario de Chiquimula de la Costa, por nombre de Garci-González, mi procurador (…) Para hacer información y probanza (…) ad perpétuam rei memóriam, de que hacía veintidós años poco más o menos había pasado a estas partes de Indias provisto canónigo de la iglesia catedral de la ciudad de Guatemala, a donde residí en las dichas canonxía mucho tiempo en toda solicitud y cuidado en la administración de los oficios divinos, por el señor Obispo don Francisco Marroquín, primer Obispo que fue deste obispado, por provisor general deste obispado; más tarde por el reverendísimo don Bernardino Villalpando, obispo que fue del obispado de Guatemala, pasó al cargo de Visitador; y finalmente, durante este tiempo, por ser de buena lengua mexicana e side proveydo para la administración destos naturales, como fue en el partido de Naolingo, y en el partido de Gueuatlán, y en el partido de Tianguztlán, y en el partido de Santa Ana, y en el partido de Chiquimula de la Costa, los cuales partidos son las mexores doctrinas que ay en todo este obispado, y saben que en todas ellas e usado el dicho oficio de cura e vicario con gran diligencia e solicitud.»(6)
Así pues, hasta el último cuarto del siglo XVI el pueblo de Chiquimula cerca de Guazacapán, había dejado de llamarse Chiquimula de Zelada, tomando el nombre «Chiquimula de la Costa», por encontrarse a poca distancia de la faja Mar del Sur. Este nombre se le dio para diferenciarlo de la otra Chiquimula, que ya había agregado a su nombre la sufijación «de la Sierra», por encontrarse asentado entre montañas, y por supuesto, para diferenciarla de las otras Chiquimulas.
El nombre de Chiquimula de la Costa lo mantenía este pueblo ya bien entrado el siglo XVIII. En los autos de la cuenta y padrón de los tributos de los indios de Chiquimula de la Costa del partido de Guazacapán, encomendado a don Diego de Isasi y Sarmientos, Caballero de la Orden de Calatrava, hechos a pedimento del Fiscal de la Real Audiencia el 17 de julio de 1740, se identifica a esa población con su nuevo nombre, derivado de su propia localización geográfica, cambio que no fue meramente accidental, disposición de alguna autoridad o persona, sino de la ostensible necesidad de diferenciarlo de otros pueblos que llevaban su mismo nombre.
Si se examina la documentación relativa a Chiquimula de la Costa, es fácil darse cuenta que este nombre lo conservó hasta la segunda mitad del siglo XVIII, en que ya se encuentran en nuestros archivos algunos documentos datados en «Chiquimulilla», y aunque en estos análisis no pueden fijarse límites o épocas precisas, puede decirse con bastante aproximación que al finalizar este siglo, ya se había aceptado y generalizado el nombre de Chiquimulilla, diminutivo de Chiquimula, posiblemente porque ya para entonces la Chiquimula, allá en las proximidades de Honduras, había superado en importancia a Chiquimula de la Costa, hasta el punto de ser cabecera de un amplio e importante corregimiento.
No obstante la generalización del nombre de Chiquimulilla, ocasionalmente se le seguía llamando Chiquimula de la Costa e incluso Chiquimulilla de la Costa, como consta en un recibo extendido por don Joseph de Ordóñez, el 21 de julio de 1738 por la cantidad «cuatro mil ciento quarenta y cinco tostones y un real del tributo que deben pagar, pertenecientes al tercio de navidad de mil siete cientos y treinta y siete…» (7) Siempre, pues, había gentes, incluso funcionarios reales, que se resistían a abandonar la sufijación de la costa, con que en los principios se conoció a este pueblo del partido de Guazacapán. Es el tradicionalismo de siempre, que como fenómeno sociológico de resistencia a las nuevas modalidades de la vida comunal, se manifiesta consciente o inconscientemente, tal el presente caso, que sin duda no fue único durante los primeros tiempos de la vida colonial.
La advocación de la Santa Cruz con que además vemos adicionarse el nombre de Chiquimulilla, no tanto para alcanzar una identificación plena frente a otros pueblos del mismo nombre, sino para expresar la adhesión de su laboriosa comunidad a los principios del cristianismo, y con cuyo nombre de SANTA CRUZ CHIQUIMULILLA forma parte del catálogo político-administrativo de la República de Guatemala.
REFERENCIAS
(1) En el manuscrito original el apellido Celada está escrito indistintamente con «C» y con «Z». Véase, además, Al.20, Leg 1490, F.250, AGDC.
(2) Fuentes y Guzmán, Francisco Antonio. Discurso, historial y demostración material, histórica, militar y política del Reyno de Guatemala (Recordación Florida), pp. 71 a 165, Tomo II- Guatemala, C.A., MCMXXXII.
(3) Los tributos se cobraban por tercio de año, los más favorecidos para esta cobranza el tercio de San Juan y el de Navidad.
(4) Libro de tasaciones de los indios de la Provincia de Guatemala. Tasaciones de los pueblos de los términos de la jurisdicción de la ciudad de Santiago de la Provincia de Guatemala. Archivo General de Indias, Sevilla, España. Laus Deo Amén.
(5) García Peláez, Francisco de Paula. Historia del antiguo Reyno de Guatemala. Tomo I, pp. 141 a 146.
(6) Cristóbal de Cepeda: Al 29.1, Exp. 40190, Leg. 4675, año de 1579 AGDCA.
(7) Joseph de Ordóñez: Al 29, Leg. 4693, Exp. 40578, Leg. AGDCA.