China: Seguridad olí­mpica en alerta por tremendo atentado


La ciudad de Kashgar tradicionalmente ha sido habitada por uigures, musulmanes turcófonos de Asia central, responsabilizados a menudo por Pekí­n de acciones independentistas violentas (foto de archivo).

Dieciséis guardias fronterizos murieron y otros 16 resultaron heridos hoy en un atentado en el noroeste musulmán de China, a cuatro dí­as de la inauguración de los Juegos Olí­mpicos de Pekí­n, indicaron las autoridades, que sospechan que se trata de un «ataque terrorista».


La acción se produjo cuando dos personas a bordo de un camión embistieron a un grupo de policí­as que hací­an su gimnasia matinal en el puesto de aduanas de Kashgar, en el oeste de la región de Xinjiang, indicó la agencia oficial China Nueva.

Los dos individuos salieron del vehí­culo arrojando explosivos y se abalanzaron con puñales sobre los agentes, de acuerdo con el informe.

Catorce policí­as murieron en el acto y dos cuando eran conducidos al hospital.

En el lugar se encontraron esquirlas de cinco artefactos.

Las autoridades indicaron que los dos autores del hecho fueron detenidos, sin dar otras precisiones sobre su identidad.

Como suele ocurrir en temas de seguridad en China, las informaciones se dan a conocer a través de la prensa oficial, y las autoridades locales rehúsan cualquier comentario. «Todo volvió a la normalidad», se limitó a decir un responsable de la policí­a de Kashgar.

Dilxat Raxit, portavoz de un grupo de exiliados de etnia uigur, la principal de Xinjiang, confirmó la información de que un puesto fronterizo de Kachgar habí­a sido blanco de un ataque.

Las autoridades chinas no determinaron hasta el momento si el atentado estaba relacionado con los Juegos Olí­mpicos. «Debemos verificar», dijo el portavoz del Comité de organización de los JO, Sun Weide.

El Comité Olí­mpico Internacional (COI) se abstuvo de cualquier comentario sobre el ataque, pero reiteró su confianza en la capacidad del gobierno chino de garantizar la seguridad de los Juegos, que se abrirán el viernes.

«No puedo darles una reacción inmediata. Pero en lo que respecta a los Juegos, confiamos en que las autoridades están haciendo todo lo que es humanamente posible para garantizar un acontecimiento seguro y sin peligros», declaró la portavoz del COI, Giselle Davies.

«Es un incidente que se produjo en China. No deberí­amos establecer automáticamente un ví­nculo con los Juegos. Si las autoridades deciden que es necesario informarnos, lo harán», agregó.

Según Nicholas Bequelin, responsable de asuntos chinos en Human Rights Watch, una organización de defensa de los derechos humanos con sede en Nueva York, «de confirmarse el balance de 16 muertos, serí­a el atentado más letal jamás cometido en Xinjiang».

En 1997, una serie de atentados en tres autobuses de Urumqi, la capital regional, dejó 9 muertos y 74 heridos.

Estos últimos meses, las autoridades chinas señalaron haber detectado amenazas terroristas contra los Juegos Olí­mpicos y designaron a Xinjiang como foco potencial de los mismos.

El Partido Islamista de Turkestán (nombre que los separatistas dan a esa zona de Asia Central) reivindicó el mes pasado varios atentados, incluyendo las explosiones que el 21 de julio mataron a dos personas en la provincia de Yunnan (sur), y amenazaron con otros ataques durante los Juegos, según un grupo de detección de amenazas terroristas con sede en Washington.

Según responsables de la agencia privada Stratfor, especializada en temas de inteligencia, el Partido Islamista de Turkestán es otro nombre usado por el Partido Islamista de Turkestán Oriental, una organización separatista uigur que lucha por la independencia de Xinjiang.

El gobierno chino proclamó el viernes pasado que estaba en condiciones de desbaratar cualquier tentativa de atentado durante los Juegos, tanto en Pekí­n como en las regiones consideradas peligrosas, como Xinjiang o el Tí­bet.

Para estos Juegos, el ejército chino ha desplegado a unos 34 mil soldados, 121 aviones y helicópteros y 33 buques.

A mediados de julio, las autoridades anunciaron que desde inicios de año habí­an procedido a la detención de 82 presuntos «terroristas» en Xinjiang, sospechosos de preparar atentados contra los Juegos.

Disidentes y defensores de los derechos humanos aseguran que el gobierno comunista exagera la amenaza terrorista para acallar cualquier tipo de protesta en ví­speras de esa cita deportiva mundial.

UIGURES


La provincia de Xinjiang, una vasta región montañosa y desértica en el norte de China, está habitada por una mayorí­a étnica de ocho millones de uigures, musulmanes turcófonos de Asia central, responsabilizados a menudo por Pekí­n de acciones independentistas violentas.

Situada en el noroeste de China, sobre la antigua Ruta de la Seda, esta región cubre una sexta parte del territorio del paí­s, con una superficie de 1,66 millones de km2.

Está habitada por cerca de 20 millones de personas, pertenecientes a 47 etnias; la principal es la uigur.

La región es fronteriza con Pakistán, Afganistán y las ex repúblicas musulmanas de la URSS – Kazajistán, Kirguistán y Tajikistán-. Es la provincia más occidental de China, a más de 3 mil km al noroeste de Pekí­n.

Xinjiang es una de las regiones más pobres de China aunque constituye, junto a la cuenca del Tarim, la principal reserva de hidrocarburos del paí­s.

Desde los años 1990, la polí­tica de desarrollo de Pekí­n se ha acompañado, como en Tí­bet, con el enví­o de numerosos chinos de etnia Han.

Esta región de Asia Central, anexada al imperio chino en 1884, cuya capital es Urumqi, formaba parte del Turkestán antes de ser repartida entre Rusia y China en el siglo XVIII.

Convertida en objeto de la rivalidad chino-soviética, fue conocida inicialmente bajo el nombre de «Turkestán chino» antes de que Pekí­n le diera el nombre de Xinjiang («Nueva frontera»).

Xinjiang manifestó sus veleidades de independencia con respecto a Pekí­n antes incluso de la creación de la República popular de China en 1949.

Una parte de la provincia conoció un periodo de autonomí­a, bajo el nombre de Turkestán oriental, pero de manera muy breve, entre 1930 y 1949.

Los disturbios se intensificaron en 1990, tras la retirada de las tropas soviéticas de Afganistán y la independencia de las tres repúblicas musulmanas de la ex URSS.

En 1990 murieron 22 personas en motines cerca de Kashgar (oeste), según fuentes oficiales. Sesenta, de acuerdo a fuentes occidentales.

Desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, Pekí­n ha acentuado la represión. Gracias al apoyo estadounidense, China logró que un movimiento uigur –el Partido Islámico del Turkestán Oriental– fuese incluido en la lista de organizaciones terroristas ligadas a la red Al Qaida.