China lanzó hoy el relevo de la llama olímpica, pero las fuertes medidas de seguridad aplicadas por temor a manifestaciones sobre Tíbet, los derechos humanos y otros temas políticos podrían afectar su recorrido por el mundo.
El presidente Hu Jintao envió oficialmente la llama en su viaje alrededor del mundo en una ceremonia transmitida por la televisión nacional desde la Plaza Tiananmen, el corazón político de Pekín, luego de su llegada de Grecia.
El viaje, que durará 130 días, llevará la llama por 19 países antes de volver a China, donde realizará un recorrido de tres meses que incluye una ascensión al Everest y un recorrido por Tíbet.
«Declaro el comienzo del relevo de la llama de los Juegos Olímpicos de Pekín», afirmó Hu, sosteniendo la antorcha antes de pasársela a Liu Xiang, un símbolo deportivo de China, campeón olímpico y campeón mundial de los 110 metros vallas.
Las imponentes medidas de seguridad pusieron de manifiesto que el régimen comunista estaba decidido a que el recorrido de la llama comenzase sin un atisbo de las protestas con las que habían amenazado los defensores de los derechos humanos y de la causa tibetana.
Las fuerzas de seguridad sellaron el domingo por la noche la plaza Tiananmen, escenario de las protestas democráticas de 1989 cuya represión se saldó con un baño de sangre.
La ceremonia estaba reservada a 5.000 invitados y las tropas se movilizaron masivamente para evitar la entrada de personas no autorizadas.
Diversas organizaciones y personalidades advirtieron que pretendían utilizar el recorrido de la antorcha olímpica para llamar la atención del mundo sobre la crisis en Tíbet, los estrechos lazos de Pekín con el gobierno de Sudán -a causa de la situación en Darfur- y la cuestión de los derechos humanos en el país asiático.
A nivel internacional, el tema prominente es Tíbet, donde la represión de tres semanas de protestas contra el régimen chino ha despertado la preocupación de los líderes mundiales.
Las protestas en la capital tibetana, Lhasa, comenzaron el 10 de marzo con ocasión del aniversario del levantamiento fallido de 1959 contra la ocupación china. La represión de aquella rebelión forzó la partida al exilio del Dalai Lama, líder del budismo tibetano, quien vive desde entonces en India.
Las manifestaciones de marzo degeneraron en disturbios en Lhasa y se extendieron a otras provincias chinas con minorías tibetanas.
Según Pekín, los manifestantes mataron a 18 civiles y dos policías. Según los líderes tibetanos en el exilio, la represión china de las protestas dejó unos 140 tibetanos muertos, cerca de mil heridos e innumerables detenidos.
Hasta la fecha, la policía china ha detenido a 414 personas vinculadas con los mortíferos disturbios dentro y cerca de Lhasa, mientras que otras 289 personas se entregaron, anunció el diario Tibet Daily (oficial) el lunes.
«La policía de Lhasa ha logrado importantes progresos en sus esfuerzos para tratar el grave caso criminal del 14 de marzo, que involucró destrucción, incendios y saqueos», afirmó el subjefe de la policía, Jiang Zaiping.
Grupos protibetanos y otros activistas han anunciado que planean realizar protestas en etapas clave de la llama olímpica, entre ellas la de Londres el 6 de abril, París el 7 y San Francisco (Estados Unidos) el 9.
Otros puntos de posibles manifestaciones incluyen Nueva Delhi el 17 de abril. El gobierno chino ya ha discutido con India acerca de las medidas de seguridad.
En India, donde vive el Dalai Lama, se encuentra también la sede del gobierno tibetano en el exilio.
La llama se dirigirá el martes a Almaty, en Kazajistán.
Hu Jintao
presidente chino