El nuevo pico de polución está robando el aire a millones de personas en el norte y el este de China. El miércoles, por primera vez, hubo esperanza de que el viento que trae un frente frío pueda reducir la elevada concentración de sustancias dañinas, mientras los valores se elevaban por encima de la crítica marca de 500, donde termina la escala.
Las consecuencias de esta polución permanente que no deja ver el Sol fueron comparadas por científicos chinos con las de un «invierno nuclear» que, entre otros, arruinará las cosechas. En la noche del martes al miércoles, los niveles de partículas contaminantes se situaron en 577 en el índice de calidad del aire, 23 veces más que los valores recomendados por la Organización Mundial de la Salud.
Para unos 400 millones de personas en seis provincias chinas, además de Pekín y Tianjin, el nivel de alarma se sitúa en «naranja», el segundo más elevado. El smog se está desplazando desde China a Seúl, la capital surcoreana. Y mientras tanto, los ciudadanos se protegen con mascarillas. «Ayer las vendimos todas», dice la empleada de una farmacia. «Esta mañana temprano nos llegaron más.»
«No nos atrevemos a cruzar la puerta», dice la señora Chen, que trabaja en el departamento de publicidad de una gran empresa en Pekín. En su casa tiene instalado un filtro para el aire, unos aparatos que han experimentado un auténtico boom comercial en el país debido a los elevados niveles de polución. Según su potencia, pueden llegar a costar hasta mil 800 euros (2 mil 470 dólares).
Según contó a dpa una doctora de una clínica internacional, «muchos niños están sufriendo problemas respiratorios». Pero si la ola de polución se mantiene «todos sufriremos sus consecuencias, desde picores en la garganta a tos o problemas de salud», añade. En muchos hospitales de la capital se acumulan los pacientes, sobre todo mayores, niños y personas con asma o problemas circulatorios.
La comparación con el «invierno nuclear» está generando preocupación en China. Al igual que ocurre con la nube de humo y polvo generada por las bombas nucleares, el smog apenas permite el paso de la luz del Sol, por lo que las cosechas quedarán «sí o sí» mermadas, señala a dpa He Dongxian, profesora de Agricultura.
«En un día de smog, la visibilidad se reduce, y eso significa que la luz no llega igual a las plantas», explica la experta. «La fotosíntesis se debilita, y eso no sólo influye en el crecimiento de las hojas, sino también en las semillas y los frutos». Todo ello, además de reducir la cosecha, empeora su calidad.
Según He, la polución aumenta especialmente en invierno y a comienzos de la primavera, «lo que afecta particularmente a la producción en invernaderos». Junto a otros científicos, la experta está realizando varios experimentos con semillas. «Como hemos tenido muchos días de smog, las semillas que plantamos en enero aún no han germinado, aunque deberían haberlo hecho.»