Chile: tesis, antí­tesis, sí­ntesis


Las recientes elecciones generales de la República en Chile crearon sumo interés. La expectativa de quién podrí­a triunfar: Sebastián Piñera o Eduardo Frei mantuvo atentas a muchas personas.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Independientemente del mucho o poco conocimiento de lo que es la idiosincrasia, la estructura social y por ende las implicaciones que esta elección conllevaba para la sociedad chilena. Quienes hemos tenido la oportunidad de vivir, estudiar y compartir con ese admirable pueblo, sabemos que pretender comparar la derecha, el centro o la izquierda chilena con nuestras propias instituciones polí­ticas es una equivocación.

 

No es casualidad, ni improvisación que Chile se encuentre a la cabeza de los paí­ses desarrollados de América Latina, su sociedad es un ejemplo y como consecuencia de esa sociedad la derecha de Chile es más progresista que la izquierda de Guatemala, porque no buscan, como primer objetivo, el antagonismo sino como lo evidencian las primeras actitudes del triunfante Sebastián Piñera, buscan el progreso y el desarrollo de esa sociedad donde cada dí­a más la clase media predomina, y los problemas sociales, especialmente el de la pobreza o falta de educación, se minimizan al máximo.

 

Es un error pensar que el progreso de Chile se hubiera dado si no hubiera acontecido la existencia del Gobierno de las Fuerzas Armadas durante 16 años, lapso de tiempo en el que la sociedad chilena se reestructuró, tiempo en el que se modernizó las estructuras económicas y se mejoró aún más la educación de ese pueblo. Fue el momento de la tesis.

 

A continuación y de una manera elogiable los partidos polí­ticos de la Concertación supieron ponerse de acuerdo e integrar una plataforma donde la Democracia Cristiana, los radicales, los socialistas y hasta en momentos los comunistas unieron esfuerzos con un propósito nacional, el de hacer que la mayor cantidad de hombres, mujeres y niños participaran de la producción y de la riqueza, que la sociedad creciera, que las prestaciones sociales se aumentaran, que la infraestructura, la participación fuera cada vez mejor, que por consiguiente Chile pudiera competir en su producción, en su oferta interna y en sus exportaciones al mejor nivel. Esa fue  la antí­tesis.

 

Y como tení­a que suceder tarde o temprano, hoy se inicia por decirlo de alguna forma, la sí­ntesis, la suma y la unión de la tesis y la antí­tesis para que de esa manera continúe el progreso económico, polí­tico y social en beneficio de todos los chilenos.

 

La labor del nuevo gobierno es terminar de restaurar las heridas de los últimos 50 años, no de retroceder, implica el mantener lo bueno del Gobierno de las Fuerzas Armadas y de la Concertación que juntos suman 36 años; retroceder es un error que no va a producirse en las nuevas personas que la mayorí­a del pueblo chileno eligió para presidir. Qué ejemplar que en menos de 10 horas de concluida la elección oficialmente se hayan dado a conocer los resultados. En qué paí­s de América Latina antes de transcurridas 24 horas la presidenta Michel Bachelett se dirige al domicilio del presidente electo para felicitarlo e iniciar la transición. Qué bello y significativo que tanto el ganador Piñera como el no ganador Frei, con sus familias, públicamente juntos se dirijan a la nación y al mundo.