Chile retomó hoy gradualmente la normalidad luego de ser azotado por un terremoto que generó alertas de tsunami en gran parte del Pacífico latinoamericano.
«Todos los aeropuertos y carreteras vuelven a estar operativos», informó el director de la Oficina Nacional de Emergencias, el general en retiro Ricardo Toro.
El gobierno de Michelle Bachelet, que canceló paulatinamente la alerta de tsunami en distintas ciudades, dijo que 900.000 personas fueron evacuadas finalmente a lo largo de 3.000 kilómetros de costas.
El movimiento telúrico, que dejó seis muertos, obligó a miles de personas a pernoctar en estadios o cerros y suspender las clases para millones de estudiantes en urbes como Arica, Valparaíso o Concepción.
La crisis, que mantiene sin servicio eléctrico a amplias zonas del norte del país, obligó a evacuar a unos 2.000 reclusos desde cárceles aledañas a zonas costeras en puertos como San Antonio o Lebu.
En medio del caos, unas 300 presas escaparon de la cárcel femenina del desértico puerto de Iquique cuando eran trasladadas a una zona segura.
El gobierno envió desde la capital a un centenar de comandos policiales para iniciar su recaptura. Al menos 46 ya fueron detenidas, según las autoridades.
El terremoto, de magnitud 8,2 en la escala de Richter, fue seguido por más de 20 réplicas, que todavía persisten y provocan alerta en la población.