Chile no llegó a la Copa América como uno de los principales favoritos, pero se ganó esa etiqueta con su buen juego en la primera ronda.
SAN JUAN / Agencia AP
Al final, la selección de Claudio Borghi, pese a desplegar algunos de los mejores pasajes de fútbol de un torneo árido, sucumbió a la misma ola de sorpresas que dejó afuera en cuartos de final a los gigantes de la región, Brasil y Argentina.
La Roja había ganado el Grupo C impulsada por el aliento de decenas de miles de compatriotas en el oeste argentino. Sin embargo, el domingo se cruzó con la sólida Venezuela de César Farías, que pasó de sorpresa a confirmación en el certamen al vencerlo 2-1 en el único partido de cuartos que terminó en los 90 minutos reglamentarios.
Aunque tuvo más problemas de lesiones que otros equipos, Chile en general logró poner en la cancha el once casi ideal de Borghi. El principal dolor de cabeza del técnico argentino fue la posición de enganche: Matías Fernández se lesionó tras el primer partido, Jorge Valdivia no llegaba listo para jugar 90 minutos y Luis Jiménez los debió reemplazar.
Aun así, al equipo no le faltó buen juego y mostró un ataque vibrante de toques y velocidad. Tuvo arrinconado durante 30 minutos a Uruguay al final de su empate 1-1 y no dejó de avanzar contra Perú hasta ganarle 1-0 por un rebote fortuito en el tiempo de descuento.
En el debut contra el juvenil México, Chile quedó abajo en una jugada de pelota parada pero dominó todo el encuentro y se llevó al final un justo triunfo por 2-1.
La esperanza de los hinchas chilenos que coparon Mendoza y San Juan crecía y crecía y tuvo su último gran impulso media hora antes del partido con Venezuela, cuando la derrota de Brasil parecía allanarle el camino a su selección hacia una final en Buenos Aires y su primer título de la Copa América.
«Me voy tan triste… pero no me voy defraudado», expresó Borghi. «Desgraciadamente no hemos podido cumplir con la gente todas las expectativas que tenían».
La Vinotinto jugó un primer tiempo excelente, y Chile quizás tuvo sus peores 45 minutos del campeonato, y Venezuela se fue arriba a los 34 con un gol de Oswaldo Vizcarrondo a los 34 minutos en jugada de pelota parada.
Chile salió con nuevos bríos al complemento, impulsado por la entrada de Valdivia, e igualó a los 69 con un tanto de Humberto Suazo. Cuando parecía que la Roja podría remontar el marcador, Venezuela sentenció el encuentro con otra diana a los 80, esta vez de Gabriel Cichero y nuevamente originada en un tiro libre.
«Los partidos que hemos jugado, creo que de todos los tiempos, hemos jugado sólo uno mal, que ha sido el primero de hoy», comentó Borghi. «Todo el resto ha sido muy positivo».
A pesar de la eliminación, Chile puede mirar con optimismo las eliminatorias mundialistas de Sudamérica que arrancan en octubre.
«Hay muchos objetivos secundarios que se han cumplido», señaló Borghi.
En la previa, varios jugadores chilenos se habían mostrado satisfechos por el partido que les había tocado en cuartos. Borghi debió salir a aclarar que el optimismo no era subestimación del rival, sino satisfacción por seguir jugando casi de locales ante miles de chilenos.
Más allá de falsas polémicas, las declaraciones pueden haber servido de acicate extra para el plantel de Farías, que alcanzó por primera vez en su historia las semifinales de la Copa y confirmó una mejora histórica de Venezuela en la última década.