El vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, llegó hoy martes a Tokio en una visita que tiene como objetivo lograr una mayor ayuda de Japón para la reconstrucción de Irak y Afganistán, pero que también busca tranquilizar al más fiel aliado de Washington tras el acuerdo nuclear norcoreano.
Durante su estancia, que se prolongará hasta el jueves, Cheney se entrevistará con el primer ministro Shinzo Abe y con el canciller Taro Aso.
La visita del número dos del gobierno estadounidense tiene como telón de fondo las discrepancias entre ambos países, principalmente sobre la guerra de Irak.
La intervención de Estados Unidos en Irak fue objeto de críticas, poco frecuentes, por parte de algunos dirigentes japoneses, como el ministro de Defensa, Fumio Kyuma.
Además Tokio no apreció mucho que la diplomacia norteamericana decidiera negociar directamente con la dictadura comunista de Pyongyang para alcanzar un compromiso sobre el asunto nuclear.
Gracias a un acuerdo tripartito firmado en Pekín, Corea del Norte se comprometió a desmantelar sus instalaciones nucleares a cambio de una importante ayuda energética.
Pero Japón se negó a participar en la financiación de este acuerdo mientras no se constaten «progresos tangibles» en el conflicto relacionado con los ciudadanos japoneses secuestrados por agentes norcoreanos durante la Guerra Fría.
Un kamikaze hizo estallar su carga hoy martes en Bagdad después de introducirse en una ceremonia de duelo, provocando la muerte de por lo menos siete personas, según las fuentes de seguridad.
El atentado tuvo lugar en un barrio de mayoría chiíta, cerca del hospital Kindi, situado en la orilla oriental del río Tigris, en el centro de Bagdad, agregaron estas fuentes.
Al menos otras 20 personas sufrieron heridas, indicaron estas fuentes, precisando que el terrorista eligió previsiblemente ese lugar con la esperanza de causar un gran número de víctimas, debido a la presencia de numerosos parientes y amigos que llegaron para presentar sus condolencias.