La nueva ley de la Fuerza Armada venezolana, que ahora se llama «Bolivariana», concentra el poder en el presidente, quien ostenta el grado militar de comandante en jefe, destacaron analistas hoy.
La ley, promulgada el 31 de julio en un paquete de 26 decretos elaborados por el presidente Hugo Chávez, hace depender de la Presidencia a la milicia, y también todos los aspectos operacionales de los cuatro componentes de la Fuerza Armada.
«La ley de la Fuerza Armada es maravillosa. No permitamos que la oligarquía apátrida confunda a nadie, su objetivo es fortalecer a la Fuerza Armada», defendió Chávez anoche, en un acto con militares.
Pero para el general retirado y ex ministro de la Defensa, Fernando Ochoa Antich, la nueva legislación se produce porque «Chávez está en una carrera contra el tiempo. Sabe que está debilitado ante los venezolanos y quiere concentrar la mayor cantidad de poder para que una derrota electoral no comprometa la estabilidad de su gobierno».
El experto se refería a los comicios regionales del próximo noviembre, en los cuales la oposición podría ganar varias de las más importantes plazas.
Según Ochoa Antich, el nuevo decreto refuerza además el papel de la milicia como un cuerpo separado y politizado.
«Con la ley anterior (2005) se creó una reserva fuera de la estructura de la Fuerza Armada. Ahora se forma una milicia y se la vincula a los consejos comunales. Esa milicia va a ser politizada», aseguró el general.
La milicia responde a la nueva doctrina militar de «guerra asimétrica» elaborada ante el supuesto de una invasión por parte de un país extranjero.
«Sigue siendo parte de la institución de Defensa, pero es paralela, depende de la Presidencia y está separada del ministerio de la Defensa», explicó el general retirado Alberto Muller Rojas, directivo del gobernante Partido Socialista Unido.
Pero para Ochoa Antich el verdadero objetivo de la milicia es que el presidente cuente con un cuerpo armado que le sea leal ante una adversidad interna, como una rebelión.
Chávez, un teniente coronel retirado que en 1992 intentó un golpe de Estado contra el entonces presidente socialdemócrata Carlos Andrés Pérez, «desconfía de la Fuerza Armada. La conoce por dentro y además ésta lo derrocó en 2002», indicó Ochoa Antich.
El 11 de abril de 2002, Chávez sufrió un golpe de Estado que lo apartó del poder durante dos días y que contó con el apoyo del alto mando militar.
Otro punto polémico de esta ley ha sido la propia denominación de Fuerza Armada Nacional Bolivariana, que ya fue planteada en la propuesta de reforma socialista de la Constitución, rechazada el pasado 2 de diciembre en referéndum.
«El término bolivariano, antes de Chávez, se relacionaba con (el Libertador, Simón) Bolívar, pero la utilización que se ha hecho de su figura ha establecido una vinculación estrecha con el gobierno actual», dijo Ochoa Antich.
«Esto tiene consecuencias muy delicadas, porque el sistema político venezolano es pluralista y eso exige una Fuerza Armada apolítica», comentó Ochoa Antich.
En cambio, el almirante Orlando Maniglia, también ex ministro de la Defensa, asegura que la denominación «Fuerza Armada Bolivariana» no tiene carga ideológica.
«La Fuerza Armada de Venezuela se formó en función de la independencia y gracias a la gesta de nuestro Libertador. Se trata de exaltar una condición histórica, no política» enfatizó.
Estas 26 leyes fueron promulgadas en el último día de los poderes especiales que Chávez recibió del Parlamento por un lapso de 18 meses y su contenido fue conocido esta semana, cuando se publicaron en gacetas oficiales extraordinarias.