Charuca se orienta al minimalismo tras crisis


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La artista española Charuca se ha consolidado como una de las mayores representantes ibéricas del llamado arte kawaii. Por casi una década ha dado vida a coloridas ilustraciones, personajes de grandes cabezas, pequeños cuerpos y expresiones exageradas inmersas en mundos coloridos.

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Por ISAAC GARRIDO Agencia AP

Pero en el último año, pasó por una angustiante crisis que la llevó a alcanzar la madurez artística a través del minimalismo.

«Me he sentido en una crisis creativa, en un momento de reencontrarme, de ponerme un poco a replantear mi lenguaje, ver hacia dónde quería tirar: si seguir por el mismo camino por el que llevo tantos años o si quería explorar unos caminos nuevos», dijo Charuca en una entrevista reciente con The Associated Press. «Soy más minimalista».

Me he hecho mayor y me ha costado mucho. Vuelvo a estar bien y reconectada con el placer de hacer cositas», agregó en la capital mexicana, donde se exhibe la muestra «¿Crisis creativa?», en la que también participan 20 artistas con piezas inspiradas en su obra.

La exhibición, que se presentará hasta el 27 de noviembre en Vértigo Galería, reúne todos los trabajos a los que dio vida durante ese año, en su mayoría auto-reflexivos.

«Después de pasar ese momento de angustia, de decir ‘ ¡Dios mío! No sé qué quiero hacer ahora, no sé cuál es mi camino!’, miré atrás y vi lo que había hecho. Me gustaba y dije, ‘¿por qué no lo voy a enseñar?’. Me descubro: miren, he tenido una crisis creativa», relató durante una pausa en el montaje de sus obras.

La crisis de la artista de 38 años, cuyo verdadero nombre es Rosario Vargas, coincidió con el agitado contexto social de España, que junto a su cuestionamiento personal la llevó incluso a considerar el retiro.

«Quiero confesar: lo pensé. Me planteaba si ya había hecho lo que tenía que hacer en la ilustración, si servía para esto», reveló la creativa, quien se sometió a una terapia psicológica en la que aprendió a «quitar todo lo que sobra» y revalorar aspectos como la naturaleza.

«Conecté conmigo misma y la naturaleza. Ahora el cuerpo me pide campo, me pide abrazar árboles, me pide madera», dijo mientras señalaba un par de ilustraciones de animales estilizados y árboles frondosos que sobresalían de fondos blancos.

Charuca ha colaborado artísticamente con Sanrio, la firma creadora de Hello Kitty, la figura más representativa del kawaii, palabra japonesa para «bonito». Pero comenzó a ganar notoriedad en 2001 cuando, a la par de su labor como diseñadora gráfica, comenzó a difundir en su blog personal personajes que creaba y que atrajeron a muchos fanáticos de esta corriente estética originaria de Japón que se caracteriza por los colores saturados, personajes de grandes ojos y las constantes referencias infantiles como dulces, animales, comida y plantas con rostro.

«Me sentía enfrascada en la estética japonesa, en este pop colorista», indicó la artista, que se dice influida por las animaciones japonesas de Akira Toriyama y Osamu Tezuka. «Los muñequitos siempre me va a acompañar, pero he hecho cosas muy distintas a lo que están acostumbrados», agregó mientras ordenaba una serie de cuadros con reproducciones de las ilustraciones que elaboró en su agenda de bolsillo, en la que reflexiona sobre temáticas como el consumismo.

Para la autora de «I love Kawaii», el éxito comercial que tuvo en países como México, Brasil, Colombia y Chile, donde sus personajes adornan desde libretas hasta protectores para celulares y tartas, mermó su creatividad. «Había caído en una dinámica de cuestionarme demasiado si era lo que lo demás querían ver y cuando a un artista le pasa eso perdemos frescura y espontaneidad», explicó.

«¿Crisis creativa?» incluye también bocetos hechos a mano, un hecho insólito en el mundo de Charuca caracterizado por la perfección vectorial que logra gracias al uso de programas de edición digital.

«Con este trabajo dejé de enseñar una Charuca perfecta, en la que todo está bien y está contenta y empecé a enseñar una Charuca con debilidad», dijo la artista, quien ya prepara una segunda parte del exitoso libro «I love Kawaii» y otro de las tartas que decora con sus personajes.