“¡Quieran los dioses que cada uno desempeñe el oficio que conoce!” Aristófanes
Coloquialmente en Guatemala, se les llama chapuceros a las personas que realizan pequeños arreglos de todo tipo, pero que no son expertos en nada, simple y sencillamente le llamamos chapuz, a toda especie de arreglo tosco de un bien; trasladando el término a nuestra realidad, nos damos cuenta, que un 99.9% de nuestros funcionarios son eso: chapuceros, porque tenemos en los tres poderes, pero principalmente en el Ejecutivo cantidad de remendones, ¿Cuál es el resultado? Improvisación al más alto nivel.
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Veamos algunos casos: El Ministerio de Finanzas, si analizamos el contexto, es imposible extraer dinero de donde no hay, más aún sin política fiscal definida, entendida la misma como la certeza y liquidez del Presupuesto, gastar en lo que se debe, y en lo que se puede, no gastar por gastar, cuando leo los periódicos me parece ver una película, en la que la administradora de la casa, gasta el dinero del mes en perfumes, cosméticos, vestuario, y demás productos superfluos, y al abrir el refrigerador, o la despensa, se encuentran vacíos, y el hogar sucio y sin arreglo.
Ese es el caso del Minfin, estamos viviendo de préstamos, que pagaremos a un costo exorbitante, mientras como en el caso de la familia de la película de mi ficción, el dinero no se ha invertido en un Gasto Público sano, como lo sería obra pública, salud, educación, seguridad, estos rubros están ausentes, sin embargo, se gasta a manos llenas en comisiones, y corrupción, sin que exista ni un atisbo de interés por gastar en la sociedad en general, tomando en cuenta, que somos un país tercermundista, y que nuestras prioridades si queremos avanzar en productividad, es ser altamente competentes, pero no seremos capaces, mientras un alto porcentaje de la población no sepa leer ni escribir, otro tanto sea desnutrido, y los demás no encuentren empleo.
Otro caso de chapucería al más alto nivel: el tema de la legalización de la comercialización de la mariguana, a mi criterio, es un tema de Estado, lo que significa, que debe existir una propuesta de ley, aprobada y discutida en el Congreso, pero antes se debe realizar un estudio de las connotaciones de tal iniciativa, la que tendría aspectos positivos y negativos, por lo cual debería realizarse un debate sano, posteriormente se entraría a legalizar su comercialización con sus respectivas excepciones, pero lanzar la propuesta como algo definitivo, tal y cual lo hizo el Canciller de Guatemala, recientemente, me parece un tanto descabellado (como otras muchas propuestas), ya que se desprende de la noticia de marras, que ya es un hecho que en Guatemala, se está trabajando sobre el tema, cuando, que sepamos, no se encuentra ninguna propuesta seria sobre la cuestión en particular, por lo que ante el concierto de naciones quedamos como improvisados, y no es lo más recomendable para un país que se encuentra prácticamente en quiebra.
Menciono que se encuentra prácticamente en quiebra, porque no producimos pero si gastamos, no existen empresas estatales, pero el más grande consumidor es el Estado, por lo tanto es improductivo porque además, el Gasto Público no beneficia a la población en general, más que a intereses muy, pero muy particulares.
El DRAE, dice de la chapucería que es una “Obra hecha sin arte ni esmero” eso precisamente ocurre en Guatemala, quien se hace cargo de la cosa pública no sabe de qué se trata, por lo tanto no conoce el arte del buen administrador, y consecuencia de lo anterior no tiene esmero, que según el mismo diccionario significa “Sumo cuidado y atención diligente en hacer las cosas con perfección”. Nos falta mucho para llegar a ese punto, por eso somos un país de chapuceros, y malos adicionalmente.