Cerigua: 27 años de periodismo alternativo


Resulta común decir: «Â¡Cómo pasa el tiempo! ¿verdad?»; sobre todo para los que ya somos abuelos, porque las semanas, los meses y los años vuelan, y en sus alas se llevan los sucesos que vivimos, los seres queridos que se marcharon para siempre, las amistades que cultivamos y que se fueron debilitando a causa de las distancias, o se han fortalecido.   .

Eduardo Villatoro

 La anterior introducción sin pretensiones literarias tiene su razón de ser porque ayer por la tarde llamé a mi amiga y compañera de varios lustros Ileana Alamilla, justamente en la fecha en que cumplió su XXVII aniversario el Centro de Reportes Informativos sobre Guatemala (Cerigua), fundado por esta abogada y notaria que abandonó esa profesión y se entregó por completo al periodismo comprometido con las clases sociales marginadas.

 La sobresaliente peculiaridad de Cerigua es que, como lo diera a conocer La Hora el pasado miércoles, se trata de una agencia nacional de información alternativa al servicio de la sociedad civil, con énfasis en los grupos más vulnerables, que privilegia la cobertura de los hechos y declaraciones que se convierten en noticia, básicamente en el ámbito de los derechos humanos y los acontecimientos económicos, sociales, polí­ticos, étnicos, ambientales y culturales a escala local y nacional; pero siempre interesada en la cotidianidad de las comunidades rurales y urbanas apartadas del centro del paí­s, cuyas facetas importantes no figuran en los grandes medios impresos y televisivos.

Cuando digo que los años han ido transcurriendo, a veces sin que uno no se percate del todo, es porque traigo a colación que yo soy testigo si no del nacimiento sí­ de la infancia de Cerigua, sobre todo por la mutua amistad que no se ha diluido pese a los trajines de la vida metropolitana, con su valiente, capaz y eficiente directora, mi querida colega Ileanita, con quien compartimos la junta directiva de la Asociación de Periodistas de Guatemala, cuando en 1998 fui presidente en segunda oportunidad de esa organización gremial.

Para entonces, Cerigua habí­a cubierto durante 15 años de gobiernos militares las violentas agresiones indiscriminadas a periodistas, sindicalistas, indí­genas, obreros, campesinos, universitarios, lí­deres comunitarios que no sucumbieron a las oleadas represivas del ejército, de manera que la agencia, por medio de sus reportes, sin proponérselo quizá, derivó en testimonio escrito de la historia cotidiana de la guerra interna.

 Cerigua cuenta con una red de corresponsales departamentales que frecuentemente se actualizan, como ayer mismo, cuando participaron en un  taller de  formación académica, para seguir impulsando informaciones que propendan a la comunicación democrática y plural al servicio de los grupos menos favorecidos de esta sociedad profundamente desigual e injusta…

(En el aula universitaria, un estudiante maduro, mañoso y casado que embarazó a una chica, le pregunta al profesor de semántica periodí­stica Romualdo Tishudo: -¿Qué tiempo verbal es «no deberí­a haber pasado»? A sabiendas, el catedrático responde con sarcasmo: -Preservativo imperfecto).