Aunque revitalizado el mismo, con miras al modernismo y atractivo, sin embargo evidencia decadencia creciente al por mayor, día y noche. Atribuible a excesiva prostitución descarada, comercio de drogas en condición alarmante. Asaltos aquí y allá, robo de celulares con peligro de muerte si existe oposición en tal sentido por parte del propietario.
Tiene presencia inconfundible el acoso generalizado al estudiantado, los más afectados, dado el funcionamiento de establecimientos del sector oficial como privado. Entre ellos suelen enredarse en rivalidades, dirimidas no solamente mediante los puños, también salen a relucir armas blancas y de fuego, cuyo aspecto demuestra verdaderas batallas campales al rojo vivo.
Ese material humano propicio exhibe dimensiones mayúsculas a los malandrines ubicados a sus anchas en el otrora muy famoso y visitado sitio de primer orden. El sicariato hoy por hoy aposentado en cualquier instante, con una desfachatez en ascenso que significa prescindir del paso, a menos sea imprescindible hollar dicho suelo antes placentero por el conglomerado.
Eso mismo constituye un desafío a la Policía Nacional Civil encargada del orden y seguridad poblacional que habita en sus confines, o bien solamente en circunstancias obligadas de diligencias ante la desmedida burocracia, aumentada en cada gobierno de turno. No pueden, tampoco deben eludir aquellos oficios requeridos a menudo tras búsqueda de mayores impuestos.
Por consiguiente, urge sobremanera, es claro, ocupar rápido y necesario la desarticulación de considerables bandas de malhechores iracundos e impulsivos como nunca, dado que el objetivo primordial viene a ser ahuyentar el turismo, siempre tildado de conformar la deseable e imponderable industria sin chimeneas, caudales indispensables en beneficio del país, no hay duda.
Además y siempre en perjuicio del Centro Histórico donde hay sumatoria de cultura positiva, en homenaje al calificativo ahora en menosprecio por sujetos al margen de la ley, vemos decadencia más y más. Durante el desarrollo de marchas, plantones, tomas de carreteras del sistema sucedidas a menudo. Deterioro y ruina de la propiedad privada, así por así.
La Sexta Avenida zona central ofrece entretenciones públicas, de todo y para todos debido entre diversas cuestiones a la instalación de paso peatonal significativo, especialmente fines de semana. Ornamentada de arbolitos, oportunidad para grupos artísticos populares de ofrecer presentaciones aplaudidas; bancas de descanso y estatuas demasiado deterioradas.
Sobre esto último hago hincapié, cuándo será el momento de un cambio conductual consistente en cuidar, proteger y estimar los elementos ahí presentes. La objetable pésima costumbre también de destruir, arruinar lo positivo no cesa de dar la cara. Campañas sobre el particular son situaciones en la balanza, jamás tomadas en cuenta, mucho menos llevadas a cabo.