Celebran centenario de Ian Fleming


Una mujeR observa la camisa que utilizara el británico Daniel Craig en la pelí­cula

Desde la camisa ensangrentada usada por Daniel Craig en «Casino Royale» pasando por el bikini de Halle Berry en «Otro dí­a para morir»: Londres conmemora a Ian Fleming con una gran exposición que celebra su vida y el personaje que creó con su pluma, el agente 007 James Bond.


«Sólo para tus ojos», que abre mañana en el Museo Imperial de la Guerra de Londres, presenta también el escritorio en el que nacieron las aventuras del agente secreto más famoso del planeta, que Fleming concibió en 1952 en su casa de Jamaica, «Goldeneye».

No podí­an faltar en esta muestra que inaugura «el año Fleming», cuyo centenario se cumple el próximo 28 de mayo, el manuscrito de su primer libro de Bond, «Casino Royale», los zapatos armados con cuchillas de Rosa Klebb, la villana de «Desde Rusia con amor» o los zapatos de golf de «Goldfinger».

Pero además de un despliegue de los «gadgets» usados por el agente secreto de Su Majestad y por los villanos con los que se enfrentó, la exposición constituye un recorrido por la vida del autor británico y por sus experiencias durante la Segunda Guerra Mundial que nutrieron su obra e inspiraron sus personajes.

«Explica cómo la experiencia de Fleming en el departamento de inteligencia de la Marina británica, durante la Segunda Guerra Mundial, inspiraron las tramas, los héroes y los villanos que aparecen en los libros de Bond», explicó el comisario de la exposición, Terry Charman.

«Fleming no combatió en esa guerra. Tení­a 30 años y era considerado demasiado viejo para el combate. Pero conoció el submundo de los espí­as, y eso desató su imaginación», dijo Charman.

Situó a su espí­a en la Guerra Frí­a, lo bautizó con nombre en código de 007 y le dio «licencia para matar», dotándolo de todo tipo de artefactos tecnológicos cada vez más sofisticados, a lo largo de 14 tí­tulos.

La serie comenzó con «Casino Royale» (1953), que Fleming dijo se habí­a abocado a escribir para no pensar en su matrimonio con Anne Charteris, una aristócrata con la que tuvo siempre una relación apasionada y tormentosa, con la que se habí­a casado ese mismo año.

El experto del museo londinense destacó también algunos rasgos que el autor – todo un «gentleman» británico, que estudió en el exclusivo colegio de Eton y en la academia militar de Sandhurst – comparte con su personaje, como su amor por las mujeres, el juego y la buena vida.

«Fleming tuvo muchos amorí­os en su vida, y le dio a Bond una vida sexual muy activa, sin culpas de ninguna clase», señaló Charman.

«Era mujeriego, le gustaban el lujo, el juego, los viajes, la buena comida, los buenos vinos. Le gustaba la buena vida, así­ como también le gusta a Bond. Y eso contrastaba con la Inglaterra gris, deprimida y austera de los años de la posguerra, lo que fue una de las razones del gran éxito de sus libros», dijo.

También, como Bond, era un poco misógino. «Creo que sus malvados son increí­bles, pero sus personajes de mujeres no parecen de carne y hueso», afirmó Chapman, que dijo que aunque Fleming no es uno de sus autores favoritos, lo considera un «buen escritor».

«Tiene una economí­a de estilo, una manera de describir los paisajes y de inventar personajes inolvidables», notó.

La exposición, hasta marzo del año próximo, demuestra también como el legado de Fleming «se convirtió en una industria increí­ble, que sigue produciendo millones de millones de dólares», señaló Graham Rye, que creó una revista dedicada al agente con licencia para matar, titulada, claro, «007».

La cinta «Quantum of solace», la número 22 de la serie, que se estrena en noviembre, es una prueba del eterno atractivo de Bond.

Y, para seguir manteniendo vivo este filón, los herederos de Fleming se preparan para publicar la primera novela de James Bond cuyo autor no es su padre verdadero, sino el conocido escritor Sebastian Faulks.

El libro, «Devil may care», sale a la luz el 28 de mayo, y según su autor, será muy fiel a Fleming, y a Bond, James Bond.