El pasado viernes 2 de julio, el cuerpo diplomático de Estados Unidos acreditado en Guatemala, el cual está encabezado por el embajador Stephen McFarland, celebró la Independencia de ese país, compartiendo el festejo con miembros de la comunidad internacional, personalidades guatemaltecas y amigos en general.
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El festejo contó con la participación de más de 700 personas, entre funcionarios del gobierno de Guatemala y de Estados Unidos, cuerpo diplomático, organizaciones internacionales, sociedad civil, sector privado, medios de comunicación y amigos de la misión diplomática estadounidense en Guatemala.
Stephen McFarland, embajador de Estados Unidos, brindó un mensaje de bienvenida a los asistentes: «Muchísimas gracias por venir esta tarde y estar con nosotros. Celebramos hoy, dos días antes, la Independencia de los Estados Unidos de América, en alusión a que el festejo se realizó el 2 de julio.
Para McFarland, la creación de los Estados Unidos «no sólo fue una revolución política, sino una revolución social, casi un salto al vacío. Los artífices fueron hombres y mujeres de todos los estratos sociales. Encontraron que una cosa es declarar la Independencia, y otra cosa es construir una democracia. El respeto a la libertad de prensa, la independencia del Organismo Judicial, el aceptar la competencia partidaria y la alternancia en el poder -todos estos principios que a los norteamericanos nos parecen obvios ahora- requirieron mucho trabajo y liderazgo de los gobernantes, de los opositores, y de la sociedad civil; descubrimos que ningún partido, ningún sector social, ningún gobierno tiene el monopolio de la razón y de los principios».
«La República nació con muchas deudas sociales, principalmente la esclavitud y la política hacia los indígenas, y la ausencia de los derechos políticos de la mujer. Sin embargo, la idea, la convicción, de que los objetivos primordiales de una democracia son la libertad y el bienestar para todos motivó que las siguientes generaciones avanzaran sobre éstos y otros retos. La equidad de oportunidades para todos, sin importar la raza, etnia, clase, género u orientación sexual, tiene que ser el norte de una democracia», prosiguió el representante de Estados Unidos.
Finalmente, recordó que los pueblos y gobiernos de Guatemala y de los Estados Unidos «estamos unidos por los principios, los retos y las oportunidades que tenemos en común. Hemos cooperado, en el último año, en la respuesta continental al golpe en Honduras, donde los gobiernos de las Américas enfatizaron que las diferencias políticas, aun las más agudas, deben resolverse a través del diálogo y el respeto a la ley y la democracia. Hemos cooperado con Guatemala contra la impunidad, con el apoyo de la CICIG y de la comunidad internacional, y contra el hambre, también con el apoyo de otros países de la comunidad internacional. Para cooperar mejor tenemos que trabajar cada vez más como socios, sobre todo ahora que encontramos en Guatemala una encrucijada en cuanto a la lucha contra la impunidad y por los derechos humanos, y contra la exclusión y la pobreza», indicó McFarland.
«Uno de los retos de trabajar en Guatemala es, como decimos en inglés, «romper la burbuja». Hay que salir de esta zona y de esta ciudad, y estar con la gente de a pie, con la gente más necesitada y relegada, para avanzar realmente en los temas que afectan a nuestros pueblos. Nuestra relación es una relación entre pueblos, no sólo entre gobiernos, entre grupos de la sociedad civil y organizaciones humanitarias de los dos países; muchos de sus representantes están aquí en este evento. Teniendo en cuenta esta relación entre los dos pueblos, fue alentador ver la respuesta, no sólo del gobierno, sino también de la sociedad civil y del sector privado, ante los desastres del Pacaya y de Agatha. En ese espíritu, les invito a brindar por los pueblos de Guatemala y de los Estados Unidos y las relaciones entre sus gobiernos», concluyó.