Al igual que todos los años y con todos los gobiernos de turno, se le «celebró» su día al magisterio nacional representado por medio de unos pocos maestros condecorados que fueron escogidos por las autoridades educativas para ello supuestamente en base a cualidades demostradas durante su ejercicio profesional.
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Considero que, para que el magisterio público en realidad se sintiera homenajeado, tomado en cuenta, respetado y reconocido en el lugar que le corresponde en la sociedad, se le debería dejar de considerar como una de las últimas profesiones.
El maestro/profesor del sector gubernamental, trabaja sin los insumos necesarios proporcionados por el Ministerio de Educación; con los salarios más bajos de la administración pública, sin las necesarias e imprescindibles jornadas de retroalimentación, sin la oportunidad de superación personal por medio de incentivos intelectuales como becas de estudio, aumento salarial, capacitaciones específicas respecto de la «nueva» reforma educativa y otro sinfín de carencias.
¿Cómo se puede celebrar al magisterio cuando se le reprime por medio de un cuerpo de policías administrativos denominados «supervisores»? ¿cómo se le rinde homenaje a los maestros, cuando los supervisores sin el menor empacho demuestran sus preferencias y su apoyo incondicional hacia determinados directores, maestros, permitiéndoles ausencias injustificadas, permisos y la ejecución de un poder ilimitado sobre los edificios escolares en determinadas jornadas?
¿Cómo evitar que los supervisores sigan «recibiendo» o cobrando por la prestación de sus «servicios profesionales» a los colegios privados? ¿Por qué las «amigas» de los supervisores son las privilegiadas para asistir a las conferencias, capacitaciones, talleres, viajes y/o becas proporcionados por el Ministerio de Educación?
¿Cómo se pretende homenajear a los maestros, cuando un sargento del Ejército con dos meses de servicio gana CUATRO MIL QUINIENTOS QUETZALES MENSUALES mientras un maestro para ganar dicha cantidad debe trabajar VEINTE Aí‘OS POR LO MENOS?; los maestros se jubilan con CINCO MIL TRESCIENTOS QUETZALES MENSUALES, mientras que un coronel o general del Ejército con TREINTA Y CINCO MIL QUETZALES MENSUALES, ¿es justo eso? ¿Cuál de esas dos profesiones ha sido más beneficiosa a la patria?
¿Por qué razón el Mineduc sigue nombrando personal presupuestado en escuelas «cerradas» en ciudad Guatemala?, ¿es un negocio vigente? ¿Están capacitados todos los maestros para atender la educación «especial»? ¿Acaso todos los docentes son psicólogos? ¿Por qué se siguen realizando negocios con las plazas en la Dirección Departamental de Guatemala? Felicitaciones colegas, por su noble entrega a la patria.