En una época en la que la intrusión de los humanos en diversos hábitats está llevando a la extinción a muchas especies, los científicos han descubierto una migración animal grupal en África que llega mucho más lejos que cualquier otra que se haya documentado en el continente.
El viaje que realizaron unas 2 mil cebras entre Namibia y Botsuana, una zona poco poblada de África, fue descubierto por expertos en vida silvestre después de que a algunas cebras se les pusieran collares con aparatos para rastrearlas.
La migración recién descubierta resulta un inusual faro en una época en la que los movimientos masivos de vida silvestre están desapareciendo por la ocupación de las tierras y otras presiones humanas. Las especies de plantas y animales en el planeta están siendo extintas al menos mil veces más rápido que antes de que los humanos llegaran al planeta, según un estudio independiente publicado el jueves por la revista Science.
La ruta previamente desconocida ocurre en la Zona de Conservación Transnacional Kavango-Zambezi, que es del tamaño de Suecia y engloba parques nacionales en Namibia, Botsuana, Zimbabue, Zambia y Angola.
«Nos muestra que la naturaleza todavía tiene algunas sorpresas», dijo Robin Naidoo, principal científico de conservación en la organización World Wildlife Fund (WWF) que encabezó un estudio de dos años sobre la migración de las cebras. Agregó que la principal razón por la que la migración no fue detectada antes es porque era imposible saber a dónde iban los animales sin la tecnología GPS para rastrearlos, que en las últimas dos décadas se ha vuelto más accesible y es menos costosa.
La odisea de las cebras es un viaje redondo de 500 kilómetros (300 millas) y arranca en las planicies aluviales cerca de la frontera entre Namibia y Botsuana al comienzo la época de lluvias. Sigue una ruta por el río Chobe y termina entre los estanques y los pastos del Parque Nacional de Nxai Pan en Botsuana. Las cebras pasan unas 10 semanas ahí antes de regresar al punto de origen.
Los residentes locales y los conservacionistas sabían que las cebras dejaban las planicies del río Chobe y regresaban meses después durante la temporada seca, pero no sabían a dónde iban los animales.
No fue sino hasta que se pusieron collares a ocho cebras con aparatos para rastrearlas vía satélite que se revisaron sus movimientos entre finales de 2012 y 2013 que se descubrió la migración. Los resultados fueron publicados en la edición ecologista Oryx.
«Esta es la migración por tierra más grande que se conozca en África en términos de distancia entre el principio y el fin», dijo Naidoo.
David Wilcove, un experto en ecología de la Universidad de Princeton, describió la migración descubierta como extraordinaria en un tiempo en el que son cada vez más escasos.
«Aunque la humanidad ha estado fascinada por la migración animal desde el comienzo de la historia, apenas comenzamos a estudiar su superficie en términos de comprender por qué migran los animales, adónde van y cómo lo hacen», agregó Wilcove, quien no estuvo involucrado en el estudio, vía correo electrónico.
Aún quedan por descubrir muchas cosas sobre la migración entre Namibia y Botsuana. El WWF afirmó que se requiere una investigación a largo plazo para confirmar si la migración es anual y fija, y si «está codificada genéticamente o es transmitida por medio del comportamiento de las madres a las crías».